SIETE COPLAS PARA UNA PENA



Mis penas las voy arriando,

a los campos del olvido,

para que queden pastando

mientras sigo mi camino.



Hay penas que son apenas

unas gotas de rocío,

otras que son aguacero

de llantos incontenidos.



Una vez tuve una pena

que se encariñó conmigo,

pero un día me dejó

en busca de otro cariño.



No es bueno el andar penando

cuando el amor ya se ha ido,

para qué rumiar tristezas

si no vuelve lo perdido.



Hay penas que me causaron,

hay penas que yo causé,

hay penas por lo querido,

y penas por no querer.



Toda pena tiene dueño,

aunque no sepa quien es,

pero mi pena más honda

tiene nombre de mujer


La séptima no vale la pena.


el maldito