Eran ya las doce del medio día pero la sala estaba tan oscura como en la noche, Klotz intentó correr las cortinas pero Jessica se lo impidió.
- No quiero ver el sol - dijo entre sollozos - quiero que sea de noche siempre que nunca llegue el día.
Klotz, sin tacto alguno continuó indagando sobre lo recién dicho.
- ¿Afirmó usted que un hijo adoptivo causó la muerte del juez Rudolph Cromwell?
- No es un hijo, es un intruso, los Cromwell no tienen hijos adoptivos, la bendición así lo manda.
- Veo que creen en tal bendición como si fuera cierta.
- Lo es, no hay generación que haya roto el antiguo pacto y haya tenido prosperidad. Así como cada generación que se rectifica y sigue los lineamientos del trato es la que ha hecho que la familia esté en la posición actual.
- ¿Entonces lo que le pasó a su padre es un castigo de un poder ancestral por aceptar intrusos en la familia?
- Detective Klotz - irrumpió Morris acompañado de Thomas - Ruego no escuche en éste momento a mi hermana, está muy afectada y posiblemente no sepa lo que dice.
Thomas se acercó a abrazarla fuertemente y a susurrarle que se tranquilizara. Jessica lloró más fuerte en brazos de su primo mientras Morris se fue aparte para platicar con el detective.
- Con que tenemos una maldición entre manos fiscal Cromwell, si el actor del hecho es un demonio vengativo, no creo poder capturarle - dijo Klotz con sarcasmo.
- Detective, me veo obligado a prohibirle que se acerque a mi hermana, está muy mal. Todo esto le ha traído horribles recuerdos de su infancia.
- ¿Qué hay con la infancia de la señorita?
- Ella siempre fue apegada a mi padre, pero nuestra madre jamás la quiso, incluso a veces la trataba como una criada antes que una hija y nunca paró de recordarle todas y cada una de las ridículas leyes de la bendición. Ella aún sufre por esos traumas.
- Entiendo que su madre murió hace ya nueve años, ¿A caso su muerte fue similar a la de su padre?
- ¡En lo absoluto! Ella murió con una gran sonrisa luego de haber dado a luz a su último hijo, no lo conoció, pero escuchó su primer llanto y cuando la partera le dijo que era un varón, sonrió y cerró sus ojos para siempre. Así lo contó ella misma.
- He aquí algo que no me había contado, la existencia de su hermano menor.
- Lo siento, no lo consideré necesario. Él estudia en un internado pero está a punto de llegar, hemos pedido permiso para que pueda también despedirse de su padre.
- ¿Me permitiría hablar con él también?
- Sinceramente no le veo el caso, pero si él no se niega entonces podrá hacerlo.
- Me parece bien. Y, por cierto, ¿toda la familia vendrá?
- No, no tenemos más familia exceptuando a la de mi madre, pero jamás se acercaron a ella luego de casarse.
- ¿Entonces qué hace el joven Canterville aquí?
- Él es un caso especial, aparte de ser nuestro primo lejano, es el prometido de Jessica, justo hace unos días nuestro padre les dio la bendición para casarse.
En medio de la plática, el mayordomo entró casi corriendo a la sala y cuando hubo recuperado el aliento dijo al Klotz:
- Señor detective, estuve hablando con Sophie, yo sé que ella sabe algo más que no ha dicho y lo admitió pero no tiene el valor para decirlo.
Jessica se levantó de pronto.
- ¿Cómo? ¿La sirvienta sabe algo de la muerte de mi padre y no lo dice? ¿Dónde está? - preguntó aún con lágrimas en los ojos.
- En su recámara, señorita.
- Iré a hablar con ella - dijo mientras se dirigía a las escaleras.
- Veamos qué logra - replicó Klotz sonriendo.
Nadie más subió, esperaban que Jessica la convenciera y luego de incontables ruidos provocados por las manos de Jessica golpeando la puerta, se escuchó cómo la puerta se rechinaba y un grito llevó a todos a la segunda planta. El primero en llegar fue Morris, observó la escena por un momento y luego levantó a su hermana del piso ya que se había desmayado. Klotz, Thomas y el mayordomo llegaron luego para admirar el cuerpo de Sophie colgando de una soga.
Klotz ordenó a todos salir, inspeccionó toda la habitación encontrando en la cama una nota dirigida a él, aparentemente de parte de Sophie. La leyó y la guardó en su saco. Al salir afirmó no haber encontrado nada, lo más probable era que fuera lo que fuera que haya visto la noche del asesinato le pareció imposible de decir, al grado de preferir quitarse la vida antes de hablar algo al respecto.
Cuando Jessica despertó, confirmó que luego de tocar por un buen rato, decidió intentar abrir la puerta, para su sorpresa ésta estaba abierta y al entrar observó a Sophie retorciéndose mientras colgaba del techo. Parecía que ambas impresiones, la de su padre y la de Sophie eran demasiadas para ella, pues dijo tener frío y encendió la chimenea en pleno medio día y se quedó observando mientras Thomas la abrazaba, no quiso dejarla sola después de eso.
Llegadas las dos de la tarde, luego de haber retirado el cadáver de Sophie y de haber avisado a sus parientes. Morris salió luego de una llamada para recibir a los últimos invitados de la siniestra convocación. Una dama alta, con los cabellos negros y ondulados que vestía un vestido negro y un velo para cubrir su rostro. Llevaba de la mano a un niño cuyo cabello era rubio y corto, portaba un uniforme escolar cuyo símbolo era un águila con una corona.
Morris también los presentó a Klotz.
- Ella es mi esposa Amanda - dijo, mientras la mujer alzaba su vista para ver al detective, sus ojos verdes eran sumamente penetrantes, sus labios pintados de rojo, parecían tener una suavidad angelical y su delicada mano provocó estremecimiento en Klotz cuando la apretó para presentarse.
- Mucho gusto señora Cromwell, mi nombre es Albani Klotz.
- El gusto es mío - dijo la mujer sin quitarle la vista de encima - Mi esposo cuenta con usted para la resolución de este caso, espero no nos falle.
- No lo haría jamás- contestó, luego se dirigió al pequeño - ¿Y tú eres?
- Mi nombre es Liam Cromwell - respondió con gran seguridad mientras Klotz lo examinaba como si alguna respuesta encontraría en sus ojos.
Morris envió a su hermano menor a cambiarse y junto con su esposa se dirigieron a la sala donde Jessica aún observaba absorta el fuego, pero al oír la voz de Amanda, giró la cabeza para mirarla. Su mirada, sin duda, demostraba un profundo desprecio.
Cuando Liam bajó de su habitación Morris permitió a Klotz hacerle preguntas, pero él estaría observando, no quería que pasara lo mismo que con Jessica, al parecer, no tenían muy buenos recuerdos de su madre. La pregunta con la que comenzaría desconcertó a los hermanos.
- Liam, ¿Tienes una foto de tu madre?
- No, pero hay un cuadro subiendo las escaleras si quiere verlo - respondió el niño con altivez.
- Lo haré - Klotz sonrió - Ahora cuéntame, ¿Cómo observabas los tratos de tu padre con el resto de tu familia?
- Él siempre ha sido cariñoso con todos, incluso con Thomas que no es su hijo.
- “no es su hijo” - murmuró Klotz entre dientes - Pero aún así lo trata como su fuera uno de ustedes, sus hijos ¿verdad?
- Sí, creo que comenzó siendo contratado sólo como un ayudante, ya que siempre fue muy inteligente, viene a ayudarle a papá a hacer sus cuentas y lo trata muy bien.
- Creo que quisiste decir “venía”
El comentario hizo que Liam bajara la cabeza y Morris dirigió una mirada amenazadora de advertencia hacia Klotz, no era bueno conteniéndose para no herir a las personas, pero asimismo era el más objetivo para juzgar los hechos.
- No importa - continuó - Y en cuando a tus hermanos mayores, ¿nunca has notado un trato distinto?
- Siempre nos ha tratado igual a Morris y a mí, pero a veces pensaba que tenía cierto cariño hacia Jessica que no tenía para con nosotros, pero es obvio, es su única hija.
Klotz se impresionó con la conducta madura de Liam, siendo un niño de diez años que acababa de perder a su padre. Algo en el interior del detective lo impulsó a decir
- Créeme, que cada padre ama de su manera a sus hijos, estoy seguro de que te tenía un cariño especial que ni tus hermanos ni Thomas gozaron… Es todo.
Morris y Liam se dirigieron a la reunión que se efectuaba en la sala mientras que Klotz siguió el consejo de Liam y se subió las escaleras para observar el retrato familiar. Tres cosas, sobre todas sobresaltaban para la investigación, la primera, A la derecha del fallecido se encontraba una niña que indudablemente era Jessica y la apoyaba en su pecho, mientras que a su izquierda aparecía su esposa, casi rechazándolo; la segunda, El largo cabello liso de la Señora Cromwell, rubio como el del hijo que jamás conoció así como el parecido del juez y el actual señor Cromwell, el fiscal Morris, padre e hijo eran como la misma gota, madre e hijo, aún en sus ojos altivos y su expresión de soberbia eran iguales, parecía que la dulce apariencia de Jessica y su cabello naranja no tenían nada que ver con la familia ; la tercera y especialmente intrigante, al lado de su primo Morris Figuraba el pequeño Thomas Canterville, quien demostraba ser sobrino de la Señora Cromwell luciendo su cabello rubio y su mirada altiva.
“La genética es una cosa en realidad interesante” Pensó Klotz, luego tocó su pecho, donde se encontraba guardada la nota suicida de Sophie. Cerró sus ojos para ordenar sus ideas y los abrió súbitamente junto con una sonrisa. Morris apareció detrás de él.
- ¿Ha visto algo de ayuda, señor Klotz? - preguntó.
- Más que eso, casi todas las cartas están sobre la mesa sin embargo es preciso que aún algunas permanezcan ocultas. Si me disculpa, saldré un momento. Regresaré pronto.
Albani Klotz salió de la mansión como una exclamación y observó una vez más con admiración la fuente símbolo de la familia “Maledicto Cromwell” dijo y siguió su camino.
La siguiente página pasaba, la melodía se detuvo una vez más, pero comenzaría de nuevo con un Allegro estremecedor.
|