El yonki es aquel que nunca descansa,
no el que muere de sobredosis.
No hay,
cosa,
más importante en esta vida quizá,
pero puedo morir sin tí,
hoy sí.
¿De qué me sirve ese asqueroso perfume en el que te bañas, mujer? (y tú también)
¿Por qué sufres pequeña, en cada poro de tu eterna piel ,por él?
Toda pintorrajeada como los indios...
¿Vas a cazar algún animal de esos inextinguibles?
Mete la mano en el bolso.
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En efectivo, sí.
Aquí no cabemos más si no estamos todos de pies,
y decían que ,vivir como animales era un lujo
que más vale perder.
El humo de los autos de choque se adhiere a su aura asimétrica,
la cabellera ahumada como la de Hades al ver
que hoy cerrará el chiringuito
temprano;
ni a los tomates me los dejan crecer...
Tienen mi sangre archivada en un bote de tetrabrik,
así que no llores tú, lloro yo al renacer
como especimen numero tres-tres-tres.... otra vez.
Ilumina mi sala, olvida todo ese afán
por buscar fantasmas donde el polvo se fue.
Evolución lo llamé yo, enfermedad tú después.
Sangre azul y ojeras moradas, verde como la miel
así me siento yo bien.
Hijos del Viento decían ser, en cápsulas de azufre
y mithrill los arrojaron sin más;
Multiplicaos y creced, que yo volveré
cuando resuelva unos asuntos pendientes
que me dejó nuestro dios. Para ti, yo soy él.
El que sumerge sus enormes fosas nasales
en tu hedor axilar.
El que muere feliz, ya que no te encontró. |