Las cimas torneadas de tu cuerpo
Enaltecen los peñascos curiosos
Sedientos de ser tuyos
Como un segundo
Como un suspiro
Tuyo y de nadie
Las sequias húmedas
Ahogadas en tu calor
Constante y fulgurante
Sobre tu camino de fuego jadeante
Cual sal seduciendo a su mar
Texto agregado el 09-04-2013, y leído por 70
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