Prisided era un pequeño pájaro, nacido una de esas tantas primaveras. Tal vez fue la expresión de sus padres al verlo, tal vez fue que se sentía asimétrico, pero supo enseguida, apenas salió de su cascarón, que era diferente. En fin, Prisided tenía solo un ala.
La bondad y el amor de sus padres, permitió que él siguiera viviendo, una media vida, una vida en la que se sentía una carga pero una vida al fin. El sentía el calor de su nido y podía decir “tengo familia” pero de qué valía eso si nunca podría volar. Volar, así como lo hicieron sus hermanos cuando abandonaron el nido, volar extendiendo las alas y lanzarse a un vacío aterrador para luego remontarse sobre lo demás y sentir que la libertad pasaba rozándole las alas, confundiéndose con sus plumas. Prisided jamás llegaría a tener esa sensación. Él soñaba con poder volar más allá de los altos robles, allí donde se oculta el sol.
Pasó la primavera y así mismo el verano. Luego de un lluvioso otoño, el invierno se instaló definitivamente. Hacía mucho tiempo que sus hermanos se había ido, pero sus padres no lo hicieron: ellos eran grandes y fuertes podían aguantar el frío sin dificultad. Además, él los necesitaba.
Cuando se asomó la primavera con sus capullos suaves y su olor a verde, el nido estaba listo para ser habitado nuevamente por recién nacidos. Quizás estaba más pequeño porque Prisided era un huésped permanente, pero eso no importaba a mamá y papá pájaro, que querían lo mejor para sus hijitos prontos a nacer y para él. Solo Prisided sentía que estaba de más, que interrumpía y molestaba a sus hermanitos, y que desde un principio él no debería haber sobrevivido.
Una tarde, cuando el sol se ponía con un matiz rosa-anaranjado, Prisided, escaló hasta la cima del árbol que habitaba desde hacía tanto tiempo, y sin dudarlo un segundo se lanzo al vacío, con la vista clavada en ese horizonte inalcanzable, ese bello horizonte que le había sido tan esquivo… Lo que sintió a continuación era tan extraño, se sentía más ligero y volaba hacia el sol, ascendiendo cada vez más, admirando la belleza de las alturas, sintiendo que el mundo le pertenecía.
Cuando papá y mamá pájaro regresaron de su búsqueda de comida, encontraron un nido demasiado grande, faltaba Prisided. Lo buscaron en cada rama a la que él acostumbraba a posarse. Sólo cuando se subieron a la parte más alta del árbol lo vieron.
Su cuerpo yacía revolcado en el suelo, con su única ala extendida cuan larga era, como si hubiera intentado volar, como si hubiera querido traspasar los altos robles y desaparecer en esa parte del horizonte, donde se oculta el sol.
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