Despierta una estela, envuelta como de hilos grises
Luego se desprende cada uno de los lazos, que en realidad son invisibles
Y la estela queda desnuda, al menos así lo siente ella ahora.
Las luces me imaginan y aparezco como deforme, inútil mi cuerpo,
Inútil mi cara, mis ojos desparramados, la boca cruzada, la naríz doblada.
Ya era así antes, así debía ser.
Me levanto y me veo, como en un sueño despierta, en la cocina, de espaldas.
Mi cuello está tapado de pelos separados como lanas gruesas, sucias.
Pero no están sucios, sólo que así se ven.
Pienso que los hilos y las lanas me tienen envuelta de nuevo. Me acobijan.
Me siento segura, la estela está quieta y a la espera. Las luces me imaginan, yo también.
No era yo, no era mi cuerpo, no era la estela, no era un sueño.
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