La idea quemante ardió en sus sienes y comenzó a presionar con
fuerza amenazante, en sus ojos brotaba el delirio honesto como un menester.
Se atrevió entonces a inhalar una bocanada y a exhalar un discurso exaltado.
Se volvió a enamorar de sus manos, de su voz y de su rostro.
Texto agregado el 04-04-2013, y leído por 144
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Lectores Opinan
18-06-2013
lo dicho tus dosis son: in extremis - me gustó mucho el "delirio honesto" al hedonismo-narcisismo zflores