Chocaba árida su lengua al paladar, un suelo rojo dibujaba un
sendero ardiente. Una eternidad incinerada arrojaba sobre él rostros cayendo
como juicios implacables, cada paso sobre el fuego era un crimen pasado,
persiguiéndole como fantasmas, como sombras perdidas ante un panorama seco.
Una necesidad apresurada curtía en su nuca, con premura buscaba alejarse de
esas miradas ajenas, añoraba sentarse escuchar risas amigas. La llave por
fin giraba en la cerradura el sendero de las brasas quedaba atrás.
Texto agregado el 04-04-2013, y leído por 150
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
09-07-2013
Breve y bueno
casiopea_lamborghini
18-06-2013
Eres un buen aprendiz de loco. - me gusta mucho tu tu imaginación andante... casi hay prisa de mostrarlo todo, pero con dosis letales zflores
08-06-2013
Como en una pesadilla, se siente la necesidad de huir después de sentirse protagonista de la historia. Solo_Agua
04-04-2013
Delicioso escrito... ***** yira
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