Oscuras golondrinas anidaron en mi pecho. Una selva de suspiros.
Nadé sin prisa por las colinas amarillas del líquido sagrado dentro de tu pupila, una maravilla de siete mil seiscientos días, con segunditos de plata y risas, siempre risas.
Le mentí al ser pequeño e informe que vive en recónditos y rosados pliegues dentro de mi cabeza. Un titiritero magnífico que mueve mis marmóreos miembros a su antojo y desesperación. Le mentí o fue el quien me mintió, pues yo no puedo mentir si no soy mas que una muñeca, si estoy vacía por dentro.
Dormí a tu lado, soñé a tu lado. Arañas de pesadilla tejieron sus redes entre el pardo de mi mirada.
Es una burla el amor, es solo un estado de conciencia. Es pueril el deseo que tengo de romperte los huesos y ver el sentimiento que profesas, brillando como lava verdosa en tus venas. Romperte para que no puedas salir corriendo,para que odies el reflejo de tu cuerpo sin el mío a tu lado.
Que este inútil brazo blanco se convierta en tu apoyo, que este pecho se convierta en tu almohada, que esta boca sea la fuente en la que bebas al mundo.
Recordar cada una de tus sonrisas. Pintarlas en las calles atestadas , como luminosas obras de arte que la gente ignora, porque ellos no te sienten como yo te siento. No han tenido en el regazo tu cabeza rubia, tus facciones infantiles, no te les has derramado dentro como haces cada noche con este despojo mio que te regalé, esta quebrazón de cristales que algunos llaman "cuerpo" y que solo en tus brazos recupera algo de belleza, algo de tétrico sentido.
Oscuras golondrinas anidaron en mi pecho. Un corazón de cemento.
Un latir desbocado cada vez que te oigo cantar diez letras mezquinas, tres palabras que dices, una frase que suena a verde, imposible y húmeda utopía:
te amo... Inima

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