El paraiso
no estaba en el norte,
sino en el pobre
pero hermoso sur.
Acà te mirabas en la luna
y te reflejabas en la tierra.
Allà te mirabas en el espejo
y no eras absolutamente nadie,
pues te mostraron
sòlo una cara del paraiso
y te tocò andar por el infierno
con todas tus pesadillas a cuestas,
eras como un viejo camello
muy lejos del desierto,
pero con el tiempo te acostumbraste
a todos los sufrimientos
y no quisiste regresar,
sin darte cuenta que por acà
todos pregùntaban por tì,
pero yo no supe que decirles
y tampoco les dirè que para matar
el hambre, vendiste muy barato tu cuerpo.
Dios ni se acordò de tì
porque eras el prurito en el ano
de todos los poderosos.
En el sur eras un pequeño Dios
en todos tus sueños.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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