Cuanto coquetear el uno con el otro, deseando tanto pasar mi mano por tu pelo, tu me miras los labios y acaricias mi mejilla, estamos tomando, todo está tenso.
Yo intentando provocarte y tu dejándote llevar, nos vamos a bailar y comienza la química. Ese momento en que quieres besar pero no lo haces porque la tensión es aún más excitante, rozar los cuerpos para llevarlos al éxtasis del no pensar, de olvidarse de la cordura, de dejarse llevar por el instinto animal que nos atrae.
Cuando ya sabemos las malas intenciones, no resistimos y caemos rendidos ante los susurros peligrosos, silenciosos de un beso, lo que ellos se cuentan entre sí es un misterio, pero nos gusta tanto que parar es lo último que se piensa.
Y mi cabeza dando vueltas por el alcohol sin darme cuenta que no son mis labios los que beso, son otros...
De quién son estos labios? Después que todo está hecho la realidad me golpea, me acuerdo de la persona que ocupa mi corazón que no es la misma a la que beso...
Por qué lo hice? No lo quiero lo suficiente? Estoy segura de que lo quiero mucho, pero por qué aún sigo deseando los otros labios que me besaron? Por qué en un suspiro arriesgo mi tesoro?