Andrés, era uno de esos jóvenes “modernos” que debido a la buena alimentación y a los avances de la medicina alargan esa época de la vida más allá de los 30 y muchos, soltero y sin compromiso hacía de su capa un sallo… o dos.
Los viernes al salir del trabajo se reunía con sus “colegas” y exprimían la noche hasta que esta perdía el nombre, regresaba a su piso de soltero cuando las calles ya estaban puestas y la gente de “mal vivir” el panadero, el lechero, el pescadero, etc. llevaban horas al frente de sus negocios.
Se despertó con una sed de muerte, miro el reloj con desgana y con resaca marcaba las 17,30, se preguntó 17,30 que? de que día? pasaron unos segundos y respiró con alivio ¡!Si, Si, Si,!! SABADO…
Su estómago pedía combustible, hurgó en el frigorífico, dentro…nada aprovechable, fuera en la puerta un collage de pegatinas, cerrajero, albañil, fontanero, Pollo loco, Chin.Fu comida rápida y Pizza a domicilio, optó por lo exótico.
Después de repostar, hizo varias llamadas para comprobar que sus colegas seguía vivos, todos lo habían logrado, se sintió orgulloso de sus amistades ¡!CAMPEONES!! exclamó satisfecho incluyéndose mentalmente en el colectivo.
Andrés en el fondo y aunque nada lo haría presagiar era un hombre inteligente, pensó aun arriesgando su vida que…le esperaba otra noche de alcohol y desenfreno, no estaría mal hacer algo de ejercicio para quemar los excesos acumulados, había que empezar a pensar en la salud, los años no perdonan…. se enfundó en un viejo chándal que había heredado de su padre y totalmente convencido de que un buen paseo a trote lento sería lo ideal, se echó a la calle.
Salió del portal de su casa y respiró profundamente, se sentía bien, contempló el entorno y...su mente, su vista y su olfato se quedaron prendidos en el balcón de enfrente,
!!Daniela!!…la vecina, 25 añitos como mucho, rubia, escultural… allí estaba, apoyada en la “doble balconada” la de metal y la suya propia, que sobresalía varios centímetros por encima (sin exagerar), ¡! MENUDO BALCÓN!!,, por unos segundos sus ojos coincidieron...él, saludó con sonriente educación sin separar la mirada - Buenas tardes Daniela- y ella? cual colegiala, arrobada y sonrojada respondió -
¡!Anda sube!! que tienes una labia... (y hasta aquí puedo escribir, me hubiese gustado continuar el relato pero…me cerraron la puerta en las narices).
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