Hoy tuve una pelea muy grande con el despertador y después con las sábanas, como me costó levantarme! Ayer fue un día de mucho trabajo, constante y eso nos muele. Y no viene la opción de pausa como si fuera una película. Cuesta muchísimo el dormir una par de horas y otra vez la exacta rutina, porque hay muy pocas cosas que cambian, es casi en automático, la misma secuencia, la misma gente, la misma conversación, parece una locura, y cuesta creerlo, pero es así. Y cuesta, por lo menos a mí, me cuesta un esfuerzo enorme, y pongo la cabeza en blanco, y me repito como un mantra es por unos meses, es por una meta, por un sueño. Y además está el hecho de que me toca lidiar con la gente todo el día, es increíble lo complicados que pueden ser los seres humanos, si hasta para elegir un lugar donde sentarse, un helado, hace toda una historia, no quiero ni pensar lo que deben ser en los otros ámbitos de su vida. Y yo que anhelo cada día más la vida tranquila y simple del campo, será que necesito de mis ratos de silencio, de poder estar mano a mano con mis pensamientos o perdida en mis ollas y sartenes, será que ya quiero tener mi lugar, mi hogar. Cada día lo veo más claro en mi mente, eso es lo que me ayuda a encarar mi rutina aquí, porque estoy luchando por algo más grande.
Entre otras cosas ayer perdió el Bayer, lo cual me dio un gran placer, una bofetada al orgullo y más porque en gran parte se debió a un error de uno de los jugadores. Un revancha por el último mundial, jeje. Me encanto!
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