Sentado en la acera dibujó con una piedra una isla.Los niños, que por allí pasaban,lo observaron como a un loco.Con sus manos cortó hierbas para colocarlas en su dibujo.Todos los días iba al mismo lugar.Los vecinos ya lo conocían.
Una mañana en que el sol no salió solo se veían pequeñas luces de colores que flacheaban entre sonidos de cascabeles y en la iglesia se escucharon cantos de alegría.Cansado de caminar, entristecido, no encontró un lugar en la nieve donde realizar su cotidiano trazo. Se sintió solo,abandonado,aparecieron sus memorias rendidas en sus recuerdos.
Solo se supo que en aquella navidad murió un viejo en la acera, helado de frío y entre sus piernas había una isla de hielo verde.