Siempre es de noche
cuando llaman a la puerta
el amor se esfuma
como un humo leve.
Serpentean las luces sobre la pared
iluminando el paso de las cucarachas
y el tren de fondo
en la estación Drago
donde duermen
desamparados en los andenes
y se pasean las ratas.
Las guerras perdidas
y las guerras por librar
se confunden
celebrando muertos
y llorando por sus heroes.
Los libros callados en el rincón
el porro humeante
la verdad inmutable
sin animarse a ser pronunciada.
Mientras
la muerte
te invita a un trago
y mirandote a los ojos
promete volver.
Texto agregado el 29-03-2013, y leído por 159
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Lectores Opinan
29-03-2013
Estos brindis son peligrosos. En cualquiera de ellos se queda uno...seguro que siempre vuelve, a menos que no se asista a la cita. felipeargenti