En la casa de a mi lado derecho vive una familia que alquila desde hace unos dos años: los abuelos mis amigos y luego tres hijos, tres nietos. Son de origen campesino y quien no estudia, trabaja. El abuelo habla como en su tierra y siendo hombre inteligente, alto fuerte y bien plantado , viene de gran pobreza y me confiesa no haber aprendido a leer sino que hasta que se casó.
Un día platicando sobre el cerco, les leí este poema que se ganó el primer puesto en un concurso de literatura en San Sereni del Monte, escrito por Lupita Diaz de Cristiani, me gustó y lo comparto con ustedes:
CUARENTA AñOS DESPUES.
-¡Qué rico hueles, mi vida!-
-¡Qué perfumada, mi amor!-
Eramos recién casados,
fueron frases de rigor.
Después del baño el olía
a Yardley o qué sé yo,
mientras yo me perfumaba
con frascos de Christrian Dior.
Pero hoy…¡Qué diferencia!
El huele a ungüentos, y yo
a la Pomada del Tigre
que me pongo al por mayor.
¡Cómo han cambiado los tiempos,
desde que me conoció!
Antiguamente lucían
encima de mi gavetero,
una rosa, su retrato
un perfume y un reloj.
¿Ahora? Un frasco de aspirinas,
el ungüento de rigor,
unas vendas, mis anteojos,
las píldoras de alcanfor,
la jeringa, la ampolleta,
el algodón y el alcohol.
Y en su gavetero amontonados
para que quepan mejor:
un vaso para sus “puentes”
el frasco de la fricción,
un libro abierto, sus lentes,
jarabe para la tos,
y agua para la aspirina
por si nos viene un dolor…
Sin embargo no añoramos
“lo que el viento se llevó”
y vivimos nuestro hoy.
En las mañanas, sin prisas,
siempre la misma canción:
-¿Cómo dormiste, mi cielo?-
-Un dolor me despertó-”…
-¿Cómo te sientes, mi vida?-
-Hoy tengo fuerte el dolor.-
Y por las noches, acaso
recordando algo mejor,
oliendo a salicilato,
a pomadas y a inyección,
repetimos lo de siempre,
lo mismo de ayer y hoy:
-Que duermas muy bien, mi vida-
-Que duermas muy bien, mi amor-
Rezamos un Padre Nuestro
Y damos las gracias a Dios.
Al terminar de leérselos mi vecino dijo" ¡A cabrón!" Y me pidió se los diera para enseñarlo a sus “cuates” cuando lleguen al “sua-mi” (swap meet, mercado de cosas usadas de cada fin de semana).
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