RELATOCORTO; EL SEÑOR FRIGIDO
El péndulo del reloj se movía , sin pausa.
Fiel a mis hábito y costumbres, me dispuse a dar mi paseo matutino. Cuando la presumida vecina se dirigió hacia mi contoneando su voluptuoso
cuerpo haciéndole sentir incomodo. Yo no paraba de mirar a esos enormes senos, que se
movían como gelatina, a punto de desparramarse.
Ella se puso a coquetear conmigo, poniéndome
en apuros, se reía, y me miraba de forma descarada.
Su forma de ponerme nervioso era mirando fija
y lascivamente a la entrepierna, siempre lo hacia
cuando me veía en ropa deportiva. Siempre decía que algunos bultos se mantienen
siempre duros, sin necesidad de darles mucho de comer.
Después se echaba a reír, y otra vez esos pechos de
gelatina, se volvía a mover, como si fueran a salirse de su blusa. Encorajinado, sacaba un tema diferente y la dejaba
con la palabra en la boca.
Siempre procuro evitarla, pero ella como si tuviera
un sexto sentido siempre me acorrala, siempre sabe
como ponerme nervioso. Por las noches intento concentrarme, pensando en sus pechos
intento masturbarme, pero me resulta imposible.
Mantener una erección, seria incapaz de amarla
aunque quisiera, mi impotencia me lo impide. Algunas veces sueño con ella y cuando estoy a punto
de penetrarla,me resulta imposible mantener una simple erección.
Ella se ríe y me grita, saludando a mi flácido pene.
¡Buenos días señor frígido! Vuelvo ha ver como se ríe y como esos hermosos
senos vuelven a moverse como gelatina a punto de desbordase. Después despierto del sueño, y un sudor frió recorre mi cuerpo. Hoy comienza un nuevo día, espero no encontrarme con mi vecina.
espero que nunca me ponga en un apuro.
Mi señor frígido nunca podría responder |