Algo mutuo.
Estoy aquí, yo tan presto, vos tan invisible.
Me recuerdo enumerándote un par de ocasiones, utópica, absurda.
Ya ralla la paranoia el deseo de perfección,
las tasas se enfrían, mientras afuera florece.
Torzamos un poco más las manos, escupamos un poco más al cielo,
aremos, aremos, pero que ni se nos ocurra sembrar.
No existe lo mutuo, ni siquiera algo que buscar bajo escombros.
Provoquemos un pecado nuevo, una tormenta o algún bostezo.
Mejor no.
Es increíble la manera en que cada vez lo que más discutí, más acompaña.
Te siento aquí, como pluma, como vacío,
como algo que jamás tocare, como algo que no quiero tocar.
Ilógico, pero más prefiero soñarte que tenerte,
idealizarte un poco, sostener tu mirada de polvo en las manos.
Ya no quiero usar las mismas palabras, todo esta tan manoseado,
cada beso ya esta tan abusado,
todo terso, nada vuela.
Pero estas aquí, junto a mí, infinita, colorida,
tan propia, tan libre.
Pero estás,
los demás hablan de nadar con delfines y terminan arrastrándose con gusanos,
tratando de que no los pisen,
jugando a creer que se enamoran, jugando a pretender que les creemos.
En cambio tu, tu.. Tan inexistente, tan distante.
Eres la única idea persistente, ¿Por que tener que arrojarme a alguna banalidad?
No sirvo para simular interés, menos tomar la primera carta que se juegue en la mesa.
Pero míralos, son felices,
ellos lo hicieron, y la estupidez le canta al mundo.
Pero bueno, debo mirar a la gente al caminar también?
Tan hipócrita no soy, solo un poco triste,
un poco egoísta.
Aunque ahora te escribo a ti, mi fantasma preferido,
mi ilusión perfecta,
la textura ideal para las yemas de mis dedos.
Quédate junto a mí, mientras aprendo a desligarme de todo.
Mejor vete al amanecer, yo debo volver a despertar.