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Un cuento de niños para niños

(Creado por Paula Rial Paz siete años )

Manolo era una tortuga que vivía feliz en el bosque acompañado de su familia, esposa y tres hijos, su lenta vida no tenía sobresaltos, era lo que era…hasta el día en que su cruzó en su camino la liebre Jenifer López, su velocidad le dejó tan impresionado que a partir de aquel fortuito encuentro no se la pudo quitar de la cabeza.

Manolo todos los dìas a pasito lento se acercaba hasta el rio donde saciaba su sed y se solazaba con el bello paisaje, el bosque tranquilo, el rumor del viento, el murmullo del agua... eran como un bálsamo para sus sentidos, se dejaba caer en la orilla y quieto muy quieto, permanecía horas y horas disfrutando de la naturaleza, de pronto algo le hizo salir de su ensoñacion era como... un zumbido , algo inusual y muy excitante que no sabía explicar, pero de pronto la vio con nitidez ante si, al borde del rio... la criatura que le tenía obsesionado desde la primera vez que le puso los ojos encima, bebía con tranquilidad, sin prisa dominando el entorno, como una reina, era... una visión tan magnifica que la tortuga permaneció hipnotizada largo tiempo sin poder apartar su mirada de la tan bella visión.

La liebre fue consciente de que algo, alguien la observaba y reparó en un trozo de “roca” con dos ojos clavados en su figura, ella era muy vanidosa, y se sentia feliz cuando causaba admiraciòn, con aire de superioridad se encararó con aquel ser tan mediocre,- Hola criatura, que es lo que admiras?, Manolo pensó que en aquel momento era el mas afortunado del mundo, aquel magnifico ser se había dignado a dirigirle la palabra y se animó a contestarle- Oh!!, señora liebre yo te admiro por tu gran velocidad, sin duda eres la más veloz del bosque, y a mí me gustaría tanto ser tan rápido como tu... A la liebre se le ocurrió un plan para reirse de la pobre tortuga -Quieres igualarme en velocidad? pues es muy facil, solo tienes que comerte unas plantas amarillas que crecen al pie de los olmos y en pocas horas seras tan veloz o incluso más que yo, la tortuga no se lo podía creer, pero la liebre insistió, para que te convenzas por ti misma ve ahora mismo en busca de las plantas come todas las que puedas y mañana organizamos una carrera, estoy casí segura que vas a ganarme, la tortuga que empezaba a estar convencida salió muy contenta en busca de las plantas magicas, mientras la liebre se moría de risa.

Cuando Manolo llegó a su casa contó a su familia la maravilosa noticia, pero su esposa que era muy lista sospechó inmediatamente de las intenciones de la liebre, pero veía a Manolo tan contento y tan seguro de que podría ganar que no dijo nada, pensó y pensó hasta que dio con la solución, la carrera estaba prevista para las ocho de la mañana del día siguiente, saldrían desde el gran árbol hasta el rio a unos diez kilómetros aproximadamente.

Dulcinea que así se llamaba la esposa de Manolo, emprendió la marcha a las doce de la noche dejando instrucciones a sus hijos para que la siguiesen a intervalos de dos horas desde el momento de su partida, y así lo hicieron, los siguientes relevos partieron a las dos, a las cuatro y a la seis de la madrugada.

Manolo como un reloj, a la hora prevista estaba en el punto de encuentro, la liebre sonriente le esperaba apoyada en el Gran árbol, rodeada de todos los animalitos del bosque a los que había convocado para reirse de la pobre tortuga... contaron…Uno, dos, tres, y la liebre como una exhalación dejó atrás a la tortuga envuelta en un remolino de polvo.

La veloz liebre corría feliz sabiendose vencedora pero lo que más la alegraba era la humillación que sufriría la osada tortuga, pensó... que animal tan estupido como se atreve a soñar que puede competir conmigo? y corria y corria pero... a medida que avanzaba veía la tortuga ante ella, cada vez que se cruzaba con su contrincante aceleraba la marcha, cuanto más corría y se esforzaba siempre veía ante sus ojos la retaguardia de la tortura, las fuerzas empezaban a abandonarla pero la meta estaba muy cerca, ya podía escuchar el murmullo del río, y casi rozar la victoria la las yemas de sus patas…pero oh, noooo!! la pobre liebre no lo pudo soportar y cayó fulminada cuando vislumbró en la línea de meta a Manolo la tortuga durmiendo una siesta.


Nada es más veloz que la bondad y la inteligencia.

Texto agregado el 26-03-2013, y leído por 382 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
27-03-2013 una genialidad! aplausos y estrellas divinaluna
26-03-2013 bello bello bello********** yosoyasi2
26-03-2013 Un abrazo y la mejor de mis sonrisas para esa pequeña y gran escritora. Un abrazo también para la encantadora abuela. granada
26-03-2013 ¡Cuánto diera yo por haber escrito este hermoso cuento! Y para mi, la moraleja vale, tiene la frescura de lo mejor de nuestro origen...Saludos a la escritora felipeargenti
26-03-2013 Bueno, es de reconocer por la edad de quien escribe. Se lee bien, sin ningún problema. Lastima que haya hecho trampa para ganar y el mensaje de fondo sea otro. Lo digo sin afán de molestar y con la mejor de las intenciones. Un saludo y un fuerte abrazo a las dos. Azel
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