En una linda charca se encontraba un sapo colorado.
Era un sapo raro lleno de colores, principalmente.
rojo y azul, nadie se acercaba a él, y se sentía muy solo.
Generalmente su color era rojo, salvo cuando se sentía en peligro
que se volvía de color azul.
En realidad sus dedos palmeados nunca perdían del todo
ese color azulado, que siempre quedaba ahí de forma residual
como recordando que era un sapo poco corriente.
Generalmente andaba de charca, en charca, bebiendo
y jugando con el agua, siempre solo, nadie se acercaba a él
siempre buscando encontrar. a otro sapo con quien jugar.
En aquella charca pantanosa se reunían, muchas especies.
En su interior estaba llena de vida, renacuajos, ranas, sapos.
Peces, incluso vida microscòpica,bacterias, paramecios.
Un día se acercó un bella libélula, sacudiendo sus bellas
y transparentes alas. Y empezó hablar con sapo colorado.
Después se unieron otros habitantes de la charca.
Todos querían saber cosas de él, y no paraban de
hacerles preguntas. Empezó a tener amigos pero seguía
siendo diferente, un día apareció por allí una rana, negra.
.
Todavía mas rara que el sapo colorado, todos
la miraban y nadie se acercaba.
Pero sapo colorado, se acercó, aquella rana
negra, se quedó de ese color cuando jugando en el
agua la rozó un rayo, que la chamuscó, y la dejó
de ese color, aún así seguía conservando, el
color verde rana, en sus ojos grandes y saltones.
Que se ponían amarillos, cuando, había tormenta..
De esa forma el sapo colorado conoció a otro
anfibio tan raro como él.
Ya no se encontraba tan solo, dejó de preocuparle
su apariencia, no era tan raro como él pensaba.
Muchas veces, somos raros por fuera, pero
por dentro todos nos parecemos.
.
Eso aprendió nuestro sapo colorado en su gran charca.
Todos somos distintos, pero en nuestro interior
Las diferencias desaparecen, y todos somos .
igual de raros, solo que esa diferencia no se ve.. |