Pues bien, después de bastante tiempo, y de muchas cosas ocurridas en medio, puedo decir que no he tomado ninguna decisión definitiva, he tenido aventuras que me han enseñado muchas cosas, he conocido personas y lugares hermosos y otros no tanto. Pero no estoy ni cerca de haber llegado a ese remanso que creo que se debe encontrar cuando uno se descubre a sí misma y a su lugar en el mundo. En este momento no se encuentra en mi país porque estoy casi armando las valijas para irme nuevamente, y estoy feliz por ello. Tampoco es al lado de la que es mi pareja, porque no tengo deseos de estar con él en este momento ni mucho menos planificar una vida a su lado. Lo cual me hace pensar cuanto he cambiado, porque leyendo las primeras páginas que escribí no hace mucho tiempo, descubro que lo que pienso hoy no es ni cerca lo mismo que en aquel momento, y no me pesa.
Me pregunto si llegara el día en que este en paz conmigo misma y con mi entorno, de sentirme parte, esa especie de sosiego, o si seguiré en permanente movimiento.
En este momento siento que me llama Italia, desde lo profundo de mi ser, es esa añoranza por la lengua, por los paisajes, lo siento y allá voy, o eso planeo.
El año pasado cumplí con un llamado antiguo, Egipto… Maravilloso, magnifico, recorrer esos lugares impregnado de historias grandiosas, de monumentos antiquísimos y sentirme insignificante ante tal despliegue. Sentarme a contemplar el mar que tanta paz me da, con sus azules y celestes, sentir la arena en mis pies, el sol, y la compañía de una buena amiga y compañera de aventuras. Recorrer el desierto, sentir la velocidad y el viento cálido en la cara, conocer otra cultura, otras costumbres.
También pude disfrutar de mi familia, de mis amigos, de mis sobrinos que son la luz de mis días. Trabaje y descrubri que soy feliz realmente entre ollas, sartenes y olores ; y que no es algo que solo hago como un hobby. Mirando hacia atrás, veo un verano pleno, luminoso, con días compartidos con personas que me hacen feliz y que llevo en el corazón. Que simple resulta muchas veces encontrar ese sentimiento y con que facilidad nos olvidamos de ello en determinados momentos. Nos sumergimos en la oscuridad y dejamos que nos gobierne a su antojo, cuando ese rayo de luz esta al alance de nuestras manos. Solo es cuestión de detenerse en la sonrisa de un niño, en el resplandor de las flores luego de un dia de lluvia. Me voy con el corazón lleno, con la cabeza llena de interrogantes nuevos, usados y prestados. Un año más, una nueva aventura.