Que mal me sales,
que mal cuando de tapar agujeros se trata.
Eso de capear necesidades, de encontrar algo que ya se tiene,
pero de que vale un corazón siamés cuando de errores propios se trata,
de perseguir algo que sabemos dónde llegará, de escapar de lo propio que se cavo.
Que cómico me sales,
que cómico cuando no hay risas donde sulfurar.
Que paradójico enigma, eso de la naranja por la mitad,
es como ver una pelota rebotar por las mismas murallas.
No hay realmente un consuelo, no hay una solución clara,
solo esperar tropezarte sobre un asteroide, saltar el puto deja vú.
Sentémonos a escuchar el mar, que buen momento sería,
pero en Santiago solo se escuchan perros ladrar.
Qué raro fue encontrarte, más aún cuando no lo sabes,
y cuando no se escuchaba nada y fingíamos entender.
Si ofreciésemos infierno todo sería más fácil,
si fueses más sencilla todo sería más sencillo, pero te quitaría lo bueno.
Pero bueno, eres un sueño al revés, parto por despertar, te sueño y termino por pensarte.
Recelo tu mirar.
Que triste es que nada sea cierto, y no cantar a ningún oído.
Sueño siamés, de encontrarte busco
de buscarte encuentro,
nada más que sueños.
Y si nos encontrásemos, tu tan clara, yo tan gris,
que crepuscular orgasmo tendríamos.
Te escucho en ocarina, ahora no queda más que despegar,
espero no esperar, sin importar el nombre que te inventes,
sin importar a donde lleguemos. |