Quiero mi historia, mi libro por llenar,
Del género que sea, del color que se quiera,
Con el final más impredecible.
Quiero el rosa de labios que se quiera derretir,
El brillo o la sombra sobre el iris que se quiera mirar.
El tono rojo o azul, la pasión o la melancolía.
El fuego y la hierba, el pasto y las llamas.
La llamada en el teléfono,
Los lentes oscuros para disimular,
Tus cabellos sobre los míos,
Mis penas junto a tus alegrías.
La bencinera, la nafta barata, el reflejo en el espejo,
Tus brazos sobre mis hombros.
Quiero la ternura y tus gritos,
El final del viaje, el inicio de la jornada.
Quiero desatar tu blusa y unir los sentimientos.
Quiero lo inédito, la lluvia en tu espalda.
Quiero el pecado tuyo, quiero el pecado nuestro.
Quiero la voz entumecida y la despedida,
El roce casual y el no tan casual.
Entrar en el hotel, salir al vestíbulo.
El helado de chocolate, el puro humeante.
La silueta y tu regazo, el aplauso y el beso.
Quiero que seamos los únicos, los eternos, los propios.
Arropar recuerdos en maletas, boletos de tren o bus,
O simples piedras del camino en el bolsillo.
Quiero el alma tuya y el verso nuestro.
Las escaleras, la espera en el pórtico.
Quiero avanzar sin mirar atrás, a esa mirada soñolienta y sincera.
Quiero habitar entre acuarelas,
Esculpir tus perfiles.
Te quiero aquí o que nunca llegues, dolorosa y sonriente.
Atar mis dedos entre los tuyos,
Fingir que leo y observarte de reojo.
Quiero armar mi castillo de naipes entre un huracán.
Un ensayo de francés y la distancia apropiada entre nuestras bocas.
Te quiero escribir, retratar y sentir,
Saber que eres tú a quien pertenezco,
Saber que eres tú a quien olvido.
Dulce y amarga pero mi historia al fin, sin soñarla,
Quizás nunca impresa en papel,
Pero entre mi sangre como lagrima entre el mar,
En cualquier idioma, en cualquier lugar.
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