Yo, señor, no soy malo, solo fui una persona como todas. Intenté ser padre, esposo y amigo. Cometí errores como todos lo admito, no fui perfecto ni mucho menos, pero intenté ser lo mejor que pude.
Me arrepiento de muchas cosas, del daño que cause a tantas personas, del cariño que no supe expresar a tantos que quise y de las cosas que callé y que ya no se dirán. Pero espero que de lo poco que supe transmitir a mis seres queridos, se hayan quedado con lo mejor, porque a pesar de todo siempre los quise y espero que ellos a mi también me hayan querido.
Por eso le digo señor que yo no soy malo, simplemente fui y ya no seré, y aquí usted y esta oscura noche son los últimos testigos de mis últimas palabras...
Y así, aquel hombre en aquella oscura y desolada habitación, se quedó dormido desde ahora y para siempre, dejando vivo el recuerdo de su paso por esta vida en las mentes y corazones de las personas que lo supieron apreciar y querer.

En memoria de J.P.