A zaga.

Un café de madrugada, el último a tu salud... recuerdos quemados, letras, dibujos, páginas de un viejo diario, tiempo, y hoy me descubro recordándote.

Ese rostro pensativo mirando hacia ningun lado, el ceño algo fruncido por la luz del sol en tu cara y yo amando secretamente cada gesto, cada instante, cada nota de tu voz...

No puedo olvidarte, no puedo decir que ya no siento nada cuando el solo recuerdo de tu imagen me hace vibrar, hiciste algún sortilegio extraño con esos ojos clavados en mi cuerpo desnudo frente a ti.

Me engañaste con tus besos, tus caricias y tu boca y yo te creí, creí que me amarías siempre y te di todo, te dejé entrar hasta el más íntimo de mis lugares, donde nadie jamas habías estado, bastó el roce de tu boca sobre mis labios nunca besados y me perdí... solo fueron dos noches, dieciséis días en que estuvimos juntas y de pronto derrumbas mi sueño, mi felicidad se desvaneció con un abrazo... ¡tantas frases que me dolieron tanto y no te pude reclamar! "se que algún día me vas a estorbar", "no me busques, pero no te alejes", "no puedo terminar algo que nunca comenzó" y yo tratando de cerrar el paso a mis lágrimas y seguir mi camino mientras tu amanecías con el, recostada entre sus brazos, encontrándote en sus ojos, feliz, ¡feliz!...

Hoy estoy con un hombre maravillosos que me ama y a quien yo amo, pero tú sigues aquí, te quiero y ya no quiero y no entiendo por qué tengo que recordarte y estar escribiendo esto a las tres de la mañana sin poder dormir, porque te pienso, porque te extraño aun después de tanto tiempo... en verdad amo a mi esposo pero aun me pregunto cómo sería si estuvieras aquí.


Este debe ser el final.