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, “EL AMORCITICO ME LLEVO A LA ESCUELA“
En las primeras horas de la mañana, del patio de una humilde vivienda, se escucharon a los gallos cantar. Ese mismo canto despertó a todos los niños del pueblo. Menos a Camilla, una pequeña niña que le gustaba dormir hasta que saliera el sol. Esa mañana el despertador sonó más fuerte que el canto de los gallos, haciendo al menos despertar a Camilla de su pesado sueño. Sus padres la levantaron, la bañaron, y le pusieron su uniforme con dificultad. Camilla todas las mañanas lloraba y pataleaba porque odiaba los libros, las tareas, la maestra y la escuela. Sus padres siempre luchaban con ella; pero al final, lograban ponerla en manos de la maestra Ramona, quien tenía la fama de regañona, temible y una de la más dura de la escuela pública.
Camilla en el salón de clases se sentía muy sola; le hacía falta la mirada amorosa de su madre. También sentía rabia porque sus padres la habían abandonado en un lugar que ella no amaba y peor aún, bajo el cuidado de la maestra Ramona, que refunfuñaba por el comportamiento de los niños. Camilla comenzó a sentirse triste. El llanto de los niños, los gritos ensordecedores de la maestra y el repentino abandono de sus padres, la ayudo a tomar una decisión muy arriesgada. Salir huyendo de aquella tormentosa escuela.
La maestra Ramona cuando vio a Camilla huir del salón de clases, se fue tras ella como una flecha para ponerla de nuevo en el lugar que le correspondía. Camilla al verse retenida comenzó a dar gritos insoportables, lo que obligo a la maestra Ramona encerrarla en el cuarto de los niños castigados. Camilla decepcionada en aquel pequeño cuartucho, hace un juramento para toda su vida, de nunca más volver a una escuela pública; y mientras ella pensaba en estas cosas del techo cayo un lápiz de oro, que ilumino el cuartucho de repente. Camilla tomo el lápiz y comienzo a escribir en la pared la palabra libertad y misteriosamente la puerta se abrió y ella lo aprovecho para huir de aquel lugar. Una vez más la maestra Ramona vio como la niña huía y también como de sus zapatos salían chispas de fuego que quemaban el piso de madera. La maestra haciendo uso de su poderosa garganta lanzo unos gritos aterradores que a la final fueron incapaces de poder detenerla. Camilla corría velozmente y mientras más lo hacía, las chispas de sus zapatos más se crecían quemando todo a su paso. Cuando Camilla alcanzo cierta distancia, se dio vuelta para mirar que tan lejos estaba. Solo pudo ver las lenguas de fuego cubrir por completo la única escuelita del pueblo. También escucho los gritos ensordecedores de la maestra Ramona que aun retumbaban en el espacio diciendo “ Camilla vuelve acá ahora mismo, te lo ordeno “.
Camilla huye al bosque y se refugia en un árbol frondoso que la protegía de ciertos animales nocturnos. La noche estaba fría y sus huesos se congelaban por no tener nada para protegerse. Angustiada por el frio, vio como el lápiz de oro se llenaba de luz en sus manos. Luego sin pensarlo escribió sobre una piedra unas palabras extrañas, y de cada letra brotaba fuego formando una cálida fogata que le brindo calor en medio de la noche fría. A la mañana siguiente la despertó la risa burlona de unos niños malos en el bosque. Camila al verse acosada llora desesperadamente por no tener a nadie que pudiera defenderla. De repente se escucho una voz con autoridad para romper con la maldad de los niños burlones del bosque; era una voz que impedía seguir molestando a la indefensa niña. Los chicos malos huyen despavoridos internándose en el espeso bosque.
Camila al escuchar el silencio levanta su rostro para ver descender de un brioso caballo, a un hermoso niño vestido con finas ropas, impecable y acompañado de unos fuertes escoltas que se acercaron dispuestos a ayudarle. Luego el niño le da la mano y la levanta para darse cuenta del temor reflejado en su carita infantil, también miro su vestido sucio y sintió compasión por ella. Sus palabras fueron para darle confianza y hacerla sentir segura bajo su cuidado, hasta el punto de pedirle que lo acompañara a conocer su casa para cambiarla y darle algo de comer.
Camila llega a una casa hermosa, inmensa, rodeada de lujos y comodidades por todas partes. El niño. Hijo de un acaudalado millonario, llama a su madre y le cuenta lo sucedido con la niña. La madre al verla sucia y mal oliente le pregunto que había aprendido a hacer para colocarla a trabajar en la servidumbre. El niño no pudo impedir aquella orden de su madre y se resigno a obedecerla. Después de unos minutos, Camila estaba vestida de servidumbre, lavando los platos sucios, en la cocina de la lujosa casa.
La madre del niño rico se presento después en la cocina y ordeno que preparasen una deliciosa comida porque ese día celebraría el cumpleaños de su único hijo y esperaba organizar una gran fiesta con importantes invitados. La noche llego y los invitados también, y la orquesta comenzó a entonar lindas melodías alegrando la casa. Camila desde la cocina escuchaba el murmullo de la gente en el salón y en su corazón nacía el deseo de poder estar disfrutando la fiesta del niño que le salvo su vida en el bosque. Se sintió sola y corrió al cuarto de servicios a llorar amargamente, también porque le hacía falta el amor de sus padres, que en esos momentos estaban muy lejos para ayudarle. En el interior del cuarto se escucho el sonido suave de unos trazos sobre el piso. Camila levanto sus ojos llorosos y vio como el lápiz de oro escribía unas palabras doradas que decían “levántate que esta noche estarás en la fiesta“ y de inmediato su mugriento vestido de sirvienta desapareció transformándose en un hermoso vestido de gala y de finos colores. Su cabello se volvió dorado y su rostro el más hermoso de la tierra. Luego Camila salió por el pasillo y entro por la puerta de los invitados y todos al verla pudieron notar la belleza que irradiaba aquella niña desconocida.
El niño rico estaba muy aburrido en la fiesta de su cumpleaños . Su madre lo animaba con sus amiguitos para que se sintiera feliz. Le ofrecía toda suerte de golosinas pero el niño las despreciaba. La fiesta avanzaba y cada vez se acercaba el momento de partir la torta y de bailar el vals con la niña más hermosa de la fiesta. Una vez más el niño no quería saber nada de tortas y mucho menos de bailar. Su madre. En medio de esta incertidumbre vio como Camila apareció en la mitad del salón invitando a su hijo a soplar las velas de la torta. Los ojos del niño rico se iluminaron y se levanto emocionado. La madre al ver a su hijo feliz invito a todos los niños a cantar la canción tradicional de los cumpleaños. Seguidamente sonó el vals invadiendo el salón y el niño rico al escuchar la melodía eligió a Camila entre todas las niñas lindas de la ciudad, para bailar con ella la pieza principal de la fiesta. Camila era la elegida y estaba dichosa de ser la niña más hermosa de la celebración.
El niño rico al sentirla tan cerca, sintió algo especial por ella y quiso saber su nombre; pero ella lo quiso ocultar. Él para darle confianza le revelo su nombre diciéndole al oído: “me llamo Moisés“ y acto seguido continuo rogándole que le dijera el suyo, pero ella prefería ocultarlo. Cuando la conversación tomo más fuerza, el comenzó a contarle lo que más amaba en la vida y le confesó su gran amor por los libros, el estudio y la escuela; cuando Camila escucho esto, recordó aquel feo episodio en la escuela de su pueblo y también recordó el juramento que se había hecho a sí misma de no volver más nunca a una escuela a estudiar. Sintió que se moría y se soltó bruscamente de él para salir huyendo del salón, perdiéndose entre las sombras. Moisés desesperado corrió tras ella para detenerla pero fue inútil. Después de haber estado tan feliz al lado de esa hermosa niña, ahora volvía la tristeza a su pequeña alma.
Camila volvió a la cocina y se escondió en su cuarto. Sus hermosos vestidos desaparecieron y volvió a ser la misma niña del bosque, sucia, triste y mal oliente. Solo le quedaron los recuerdos de los momentos más dulces al lado del niño más hermoso que había podido conocer en su pequeña vida. Todos aquellos recuerdos, los escribía con el lápiz de oro en la tabla de su corazón, y de sus ojos seguían saliendo pequeñas lágrimas, hasta quedarse dormida.
A la mañana siguiente, muy temprano, la ama de llaves despertó a Camila para que fuera al pozo más cercano a buscar el agua del día. Levantarse temprano la hacía sufrir porque ella amaba dormir hasta que saliera el sol; pero esta vez le tocaba obedecer las órdenes de su jefa de cocina. Sacando el agua del pozo, Moisés se acerca sin reconocerla y le presenta sus mascotas mas amadas. Tres lindos perros de pura raza. Camila los acaricia de tal manera que los perritos lamian su mano amorosamente, lo cual fue motivo de alegría para Moisés de poder confiar sus mascotas a una niña de su edad. Moisés le pidió que los cuidara porque pronto regresaría de la escuela. Camila cuido aquellos animalitos como a su propia vida, eran las mascotas del niño que habia empezado a amar y brindarles sus cuidados a esos indefensos animalitos, era como hacerlo para él. Al llegar la tarde Moisés regreso de la escuela y Camila al ver los libros en las manos de él, sintió nauseas y quiso salir corriendo de aquel lugar; pero él la detuvo preguntándole por sus mascotas. Ella entonces recordó su obligación con los perritos y los trajo de vuelta a su dueño. Moisés le agradeció en gran manera su apoyo y le dio un abrazo en pago a su buen trabajo; lo que la hizo sonreír de felicidad. A Moisés le pareció familiar aquella linda sonrisa, pero no recordaba en donde la había visto, lo que le permitió comentarle de una niña hermosa que había conocido en su fiesta de cumpleaños. También le comento que no habían podido descubrir a qué familia pertenecía, porque sus escoltas la habían buscado por toda la ciudad y no habían encontrado su vivienda. Al final Moisés le confesó su tristeza y su gran amor por aquella niña. Camila al oirá esto, del susto dejo caer los perritos al piso y salió corriendo a esconderse. Moisés sorprendido no pudo interpretar aquel extraño comportamiento, pero algo si le pareció familiar, la forma de correr cuando huía.
Al llegar la noche la madre de Moisés ordeno preparar otra comida especial para unos señores muy importantes que visitarían su casa. La jefa de cocina, le ordeno a Camila preparar las verduras y las frutas para la cena; pero al notar su falta de experiencia en el oficio, empezó a burlarse de ella y entre todos la ofendían hasta hacerla llorar. Camila corre a su cuarto y desde allí escuchaba las voces de los invitados y las risas de muchos niños que llenaban la casa. Una vez más Camila quería estar en la reunión y busco el lápiz dorado para escribir en el piso su deseo, de inmediato sus ropas mugrientas desaparecieron y otro vestido hermoso cubrió su cuerpo, dejando ver a una linda niña de cabellos dorados que iluminaba la noche. Camila volvió a entrar en el salón y todos los niños contemplaron su hermosura. Todos deseaban tocarla, pero Moisés al verla, sus ojos se llenaron de luz y corrió hasta ella para abrazarla porque esta vez, si quería conocer su nombre, su casa, y nunca más perder su contacto. Luego Moisés la presento a sus profesores y ellos pudieron notar su gran interés por aquella hermosa criatura. Los profesores a su vez quisieron conocer más a fondo a la niña, no tan solo por su belleza sino también su inteligencia, probando su cultura con preguntas acerca de sus conocimientos en la escuela. Cuando Camila se vio acosada por las preguntas, vino a su memoria las imágenes del fuego que acabo con la escuela del pueblo también su promesa de no volver nunca más a pisar una escuela Aquellos recuerdos fueron tan fuertes que se levanto y volvió a huir en medio de la noche. A Moisés le vino de nuevo la tristeza y las lágrimas no se hicieron esperar.
Camila volvió a la cocina y los vestidos mugrientos del bosque volvieron a aparecer sobre su cuerpo, pero esta vez sintió algo distinto, sintió el amor por aquel niño que había tocado su carrazón. Unos nuevos sentimientos habían nacido en su pequeña alma, unos sentimientos que no entendía.
A la mañana siguiente la jefe de cocina la despertó muy temprano para preparar una lonchera al niño de la casa que se alistaba para ir a la escuela. Camila nunca en su pequeña vida había preparado algo parecido. Todos los sirvientes en la cocina al enterarse, comenzaron a burlarse nuevamente de ella, haciéndole perder el control; pero esta vez Camila utilizo el lápiz de oro para pedirle ayuda y escribió sobre la mesa unas palabras que serian capaz de preparar los más ricos manjares para el exquisito paladar de Moisés.
En la escuela el ánimo de Moisés estaba muy decaído y nada lo hacía sentirse mejor. Solo deseaba volver a ver a la niña de los cabellos dorados. Ella se había metido en su corazón para convertirlo en un soñador. Para Moisés la escuela era un lugar muy triste sin saber de ella. Deseaba que alguien le mostrara su refugio para ir a buscarla y ser feliz a su lado. Luego escucho unas notas musicales que interrumpió sus románticos pensamientos y pudo darse cuenta que procedían de su lonchera. Al abrirla pudo ver las delicias más indescriptibles que habían podido preparar para su paladar. Tomo una a una en sus manos y ya en su boca se convertía en la más dulce canción. Moisés Cerraba sus ojos para describir el sabor de su merienda pero solo tenía las visiones de una niña en la cocina de una casa. Tomo un segundo pedazo y pudo ver a una niña entregándole su corazón. Aquellas visiones de su cabeza le devolvieron la felicidad tan anhelada. Corrió sin parar hasta su casa y al entrar en la cocina, lo primero que hizo fue preguntar al jefe de cocina, quien había preparado su lonchera. Todos se llenaron de miedo por temor a ser reprendidos por un mal servicio. Todos los sirvientes en un solo golpe de voz, dijeron en tono acusador el nombre de Camila.
Moisés felicita a Camila por tener la sazón más exquisita para preparar loncheras. Solo quería conocer el secreto de una niña para crear comidas tan ricas. Camila sonrío nerviosa sin saber que responder, ella solo quería correr como siempre y esconder su secreto en el cuarto de servicio; pero Moisés, esta vez no quería dejar escapar la verdad y fue tras ella; pero fue imposible porque logro perderse entre las sombras de la noche. Camila en su huida, dejo caer su lápiz de oro, que al impacto con el piso, produjo una chispa de fuego llamando la atención de Moisés. Con mucho temor tomo aquel lápiz de oro en sus manos y una fuerza poderosa se apodero de él, llevándolo cautivo hasta el cuarto de Camila. Moises al entrar en la pequeña habitación pudo verla acostada en un rincón, sin fuerzas y sin esperanzas. Moisés la anima a levantarse del piso y le devuelve el lápiz de oro que había perdido. Cuando Camila ve el brillo del lápiz, trata de tomarlo para esconderlo; pero el contacto de sus manos con el lápiz de oro, produjo una luz poderosa, que transformo de nuevo a Camila en la niña más hermosa del planeta, vestida con finas telas y hermosa cabellera dorada. Moisés lleno de sorpresa permaneció inmóvil a su lado, vestido como un príncipe, se vio en medio de un escenario de brillantes colores, en un marco de pomposas flores que exhalaban ricas fragancias de primavera.
Moisés no lo podía creer, la niña de sus sueños estaba delante de él, sus lindos cabellos dorados, sus lindos vestidos, su perfume y su delicada voz, lo había dejado sin palabras y lo único que se le ocurrió fue preguntar por su nombre. Moisés en ese momento recibió la sorpresa más grande de su pequeña vida. En ese instante pudo entender que la niña de la cocina y la niña de los cabellos dorados eran la misma persona.
Camila le confiesa su secreto relatando su historia desde el principio. Desde la mañana que sus padres adoptivos la dejaron en la escuela del pueblo y en manos de la temible maestra Ramona, a quien culpa de ser la causante de su odio por los libros, las tareas y la escuela. También narro el incendio en la escuela, su aventura por el bosque, sus miedos y sus alegrías finalizando con el día que conoció al niño más hermoso en medio del bosque. Moisés la compadeció y la abrazo para protegerla con sus pequeñas manos. Su corazón se hizo grande y prometió ayudarla a encontrarse con la escuela, porque él estaría a su lado para enseñarle a conocer las riquezas y la sabiduría de los libros. Camila un tanto incrédula y llena de temor, acepta la propuesta de su niño amado y promete seguirle hasta convertirse en una sabia profesional.
Los sirvientes atraídos por la luz del lápiz de oro llegaron al cuarto de Camila, que ahora estaba iluminado y adornado con lindas flores. Los sirvientes podían sentir el amor de Dios flotando en la habitación. Era un amor tierno y puro en los corazones de dos niños inocentes, que solo se dejaban guiar por los sentimientos que Dios les entrega desde el cielo. Eran dos criaturas que Dios había creado sin condiciones para darse amor.
Moisés dirige su mirada a los sirvientes para mostrarle el lápiz de oro y suavemente escribe unas letras pequeñas sobre el piso: y de aquellas letras sencillas salía un pequeño uniforme de color azul de la misma talla de Camila. Desde ese momento se iniciaba un acontecimiento importante en la vida de los dos porque se preparaban para ir de nuevo a la escuela, ya no había la necesidad de llorar, ni de patalear, ni de dormir hasta que saliera el sol; sino que el amor de un niño le había enseñado a volver de nuevo a la escuela. Moisés alzando su voz, saco a los sirvientes de su encanto y les ordeno vestir a su niña dorada con el uniforme que tenía el color de la sabiduría.
Los años pasaron y los niños crecieron, tanto en estatura, como en el conocimiento de lo bueno y de lo malo. Camila se hizo una jovencita más hermosa y Moisés se transformó en el joven más apuesto, de todos los que vivían en el vecindario. Camila creció en la casa de los padres de Moisés, pero siempre conservo el orden dentro de la familia, ganándose el respeto de todos. Una mañana cuando el sol comenzaba a salir en el firmamento, Camila se alistaba para ir a la escuela secundaria y escucho la voz de una mujer en su habitación: era una voz misteriosa, dulce e irreconocible. Sorprendida se preguntaba, cómo había podido una mujer desconocida, entrar a su habitación sin su permiso. Asustada quiso identificarla y saber qué hacía en su habitación. La enigmática mujer tapo suavemente su boca y le pidió calma porque no pensaba hacerla daño, solo quería hacerle unas preguntas sin ofenderla. Camila desesperada quiso saber de una vez por todas, cuáles eran aquellas cosas tan importantes que quería preguntarle. La mujer para iniciar le sonrió y le pregunto si estaba segura del amor que Moisés le profesaba. Camila ante una pregunta tan necia no tuvo mucha dificultad para responderla de manera afirmativamente. Entonces la mujer, quiso saber porqué estaba tan segura del amor de Moisés, si apenas era un joven sin experiencia en estas áreas de la vida. Camila quiso responderle pero la extraña mujer no la dejo pensar y comenzó a explicarle acerca de la infidelidad de los hombres y más cuando se sentían seguros del amor de una mujer tan joven y hermosa como ella. Al insistente la mujer quiso poner en duda el amor que Moisés sentía y sutilmente comenzó a sembrar en ella la duda. Camila sorprendida no podía creer lo que oía acerca de los hombres; porque nunca había conocido ese tipo de traiciones en Moisés, antes gozaba de su compañía, de su cariño y de un amor muy lindo. Ante aquellas acusaciones, Camila las rechazo totalmente y sus palabras apoyaron categóricamente la fidelidad de Moisés. Toda la vida había estado convencida que nunca la traicionarla; porque los ojos de su amado fueron creados para mirarla a ella únicamente. Creía fielmente en su amor. Aquel amor de niños que un día nació en el bosque y que juraron conservarlo hasta convertirse en viejitos y ese no era el momento para dudar de él.
La incrédula mujer se lleno de odio y se atrevió apostar lo que fuera, que Moisés en el futuro la aborrecería y con el tiempo se convertiría en el joven mas infiel de la tierra; pero para que este mal se cumpliera, Camila tenía que ponerlo en una rigurosa prueba, donde tenía que quitarle todo el amor que ella le había dado desde niña. Camila lo pensó por un momento y una voz en su interior la hizo sentirse segura. Moisés sería capaz de amarla mas allá del desprecio y sin dudarlo, acepto la engañosa apuesta. La extraña mujer sonrió maliciosamente y desapareció ante sus ojos.
A la mañana siguiente Moisés apareció en la habitación de la niña de sus ojos. Camila lucia hermosa como siempre pero esta vez estaba transformada en otra persona y con una actitud diferente. Moisés pensó que era una de sus bromas como solía hacer; pero después de tanto insistir pudo darse cuenta que su niña amada había cambiado. No podía entender que estaba pasando y se preguntaba que error había cometido y como de la noche a la mañana una mujer podía cambiar, afectando en gran manera sus sentimientos. Desde ese día todo empezó a ser tan extraño para él y no lo podía entender.
Entristecido salió a caminar las calles del barrio tratando de encontrar alguna falla en su trato con ella; pero todos sus pensamientos estaban en orden. Mientras revisaba sus sentimientos la voz de uno de sus sirvientes, lo saco de su melancólica para recibir un mensaje urgente de Camila donde detallaba todo lo que ella esperaba de él si quería conservar el amor que se habían jurado hasta la vejez. Moisés tomo aquel papel y rápidamente leyó las palabras escritas, con la tinta del lápiz de oro. Al terminar de leer la nota, levanto su mirada y trato de calcular en los ojos de su mensajero, los gastos que demandaba las peticiones de Camila. Respiro profundo y utilizando una voz de ánimo, grito a su mensajero todo lo que era capaz de hacer por ella.
La primera demanda de Camila, fue pedirle cuarenta monedas de oro rojizo. Metal que solo podía encontrar en un mundo, donde la tierra y el cielo eran cubiertos por una espesa nube roja. Moisés tomo aquel papel de peticiones y empezó a frotar la tinta del lápiz de oro sobre su frente, y ante la mirada atónita de su mensajero, se fue transformando en un águila dorada, que de inmediato inició su vuelo, hasta convertirse en un destello de luz dorada en el horizonte.
En el espacio infinito se podía observar miles de estrellas adornando la noche. El águila dorada volaba sobre espesas nubes blancas que se extendían a lo largo del cielo. En su continuo vuelo, paso sobre gigantes nubes de color azul que lo cubrían todo, que le impedía ver el horizonte con claridad. Sus alas doradas aumentaron su ritmo y con un fuerte aleteo pudo abrirse paso entre las espesas nubes para salir a un lugar donde había, oscuras nubes moradas, con pedazos de hielo flotando en el espacio impidiendo su vuelo y la integridad de sus alas. El águila no podía evitar la lluvia de hielo que lo maltrataba y en medio de la desesperación, recordó el papel que Camila le había escrito con el lápiz de oro. Encogió una de sus patas y froto la tinta sobre sus alas doradas, convirtiéndolas en alas metálicas que pudieron soportaban la lluvia de hielo en el espacio. Con destreza el águila pudo sortear el hielo y pasar a un espacio más tranquilo, donde había gigantescas nubes de color rojo, desde allí pudo ver un mundo donde la tierra y el cielo estaban pintados de rojo. Entonces el águila dejo escuchar el agudo silencio del espacio por un grito de victoria Aunque todavía no tenia las cuarentas monedas de oro rojizo en sus manos, sabía que ya nada le iba a impedir, obtener el tesoro que le devolvería el amor de su niña amada.
En aquel mundo donde el rojo predominaba, existían dos soles rojizos que iluminaban la tierra, dándole un vivo color a todas las cosas que rodeaba. El águila, después de tanto volar y sortear dificultades por fin poso sus patas sobre la tierra roja. Se vio en medio de una extensa cadena de montañas por donde descendía un rio de aguas rojizas que destacaba un paisaje sangriento. A lado y lado del rio había una escena espantosa. Una cantidad de huesos de águilas nativas estaban esparcidos sobre la tierra que no se podían contar. Las causas de muerte de aquellas aves, produjo en la mente del águila dorada un fuerte impacto. Pensó que corría peligro y no estaba de más mantenerse alerta ante cualquier ataque. El rojo de las montañas contrastaba con los huesos blancos de las águilas muertas, lo que motivo al águila dorada buscar refugio en los arboles y orientarse en la búsqueda de las cuarentas monedas de oro rojizo que hacia parte principal de su misión. Mientras buscaba refugio entre los grandes árboles rojizos, unos ojos en la cima de las montañas, miraban todos sus movimientos. Extraños cazadores con el cuerpo cubierto de plumas rojas y rostro de león portaban armas explosivas y solo esperaban el momento oportuno para atacar y comer la carne del águila dorada. Sin organizar una estrategia de combate las extrañas figuras se movían entre las montañas para sorprender al intruso con un ataque contundente. Mientras el peligro asechaba, el águila dorada trataba se descansar en las ramas de los árboles, después de un tortuoso viaje por el espacio. Una ráfaga de dardos de fuego ilumino el paisaje, impactando entre los árboles. De inmediato el águila dorada levanto su vuelo huyendo de los dardos de fuego que los enemigos lanzaban desde la montaña. Una nube de dardos surcaba el cielo rojizo para derivarlo y necesitaba salvarse de aquel feroz ataque. Una vez más recordó el papel que Camila le había dado y descendió hasta la orilla del rio, donde estaban los huesos de las águilas muertas. Froto la tinta del lápiz de oro sobre los huesos y rápidamente se fueron llenando de carne fresca y luego de plumas amarillas que comenzaron a cubrir la carne y se fueron levantando en la orilla del rio. La voz del águila dorada se escucho en el espacio ordenando a las águilas resucitadas un ataque a las bestias de las montañas y en un abrir y cerrar de ojos, un ejército de águilas amarillas se levanto en el espacio que cambio el color rojo del cielo por una mezcla de diferentes colores y sonidos de guerra, que pintaron sobre el lienzo del cielo escarlata una cruel batalla. Antes de ocultarse los dos soles, se desato una guerra que al final dio la victoria a las águilas amarillas, bajo el mando del águila dorada.
Las águilas amarillas fueron una raza de aves que habían sido extinguida por las bestias de las montañas rojas, que después de resucitar pudieron cobrar venganza de varios siglos de muerte. La victoria permitió que el águila dorada fuera coronado rey, en medio de un ritual para ungir reyes; una corona de oro rojizo fue puesta sobre su cabeza que contrastaba con el oro de sus plumas doradas. Después de tantos días de festejos en la tierra rojiza, el águila dorada recordó su misión y declaro a las aves nativas el motivo de su viaje. A la mañana siguiente cuando los dos soles se levantaron sobre en el cielo rojizo, las aves amarillas ya tenían todo organizado para viajar a un lugar donde las monedas existían en abundancia. Cuando el cielo estuvo en su mejor color las aves amarillas levantaron su vuelo en compañía del águila dorada hacia el volcán colorado donde estaba el tesoro que buscaba. Después de surcar una larga distancia, llegaron a la montaña más alta donde estaba el volcán. Un extenso cráter se podía ver desde las alturas y poco a poco fueron descendiendo hasta encontrar la entrada principal para tomar las monedas de oro rojizo. La entrada era muy estrecha y peligrosa porque se podía ver el fondo del volcán levantando grandes lenguas de fuego que amenazaba con quemar las plumas de las aves nativas. Lentamente fueron penetrando entre las rocas hasta llegar a una caverna, donde el oro iluminaba el espacio. De una gran roca brotaba un rio de oro, donde las monedas flotaban sobre las aguas coloradas. Esta fortuna hizo que los ojos del águila dorada saltaran de la dicha y entre todos, tomaron las cuarenta monedas de oro rojizo y retomar el camino de regreso al reino de las aves amarillas. Al llegar a la entrada principal del volcán, las aves que encabezaban la fila en la estrecha caverna, fueron sorprendidas por unos lobos feroces que las devoraron en un solo bocado. Fue un ataque sorpresivo, de lobos salvajes que custodiaban el volcán, al mando de una horripilante anciana que gobernaba las montañas coloradas, que estaba dispuesta a defenderla de cualquier intruso que quisiera apropiarse de los tesoros de la montaña. Los agudos chillidos alertaron la caravana y las aves amarillas, temían a los colmillos de los lobos. El pánico se apodero de ellas sin control, mientras la risa estrepitosa de la horripilante anciana se escuchaba sobre los chillidos de las aves. Los gritos de la anciana prohibían llevarse las monedas de oro, y declaraba la muerte a todo el que quisiera intentarlo. Los lobos al escuchar la orden de la anciana se volvían más feroces, y atacaban sin poder entrar por la estrecha puerta, apostados en la entrada solo esperaban que las aves salieran para devorarlas. Esto sirvió para que el águila doraba buscara el papel escrito con el lápiz de oro. Lo único que se le pudo ocurrir fue leer en voz alta las palabras de amor de aquel papel para que la horripilante anciana pudiera escucharlo. Cada palabra de amor que salía del pico del águila dorada, se convertían en ángeles guerreros armados con flechas doradas, que disparaban atravesando los cuerpos de los lobos feroces como también el cuerpo decrepito de la horripilante anciana que se desvaneció en medio del volcán. La entrada quedo libre para salir de aquel volcán que se había convertido en una trampa mortal. Ahora podían volar sobre un cielo rojo sin temores y con las cuarenta monedas de oro rojizo en su poder.
Camila sentada en el parque de su vecindario, fue sorprendida por Moisés que apareció frente a ella con un rostro alegre y dispuesto a sorprenderla. De una bolsa roja saco las cuarenta monedas de oro rojizo que ella le había pedido como prueba de su amor. Las puso en sus manos y mirándola a los ojos, le dijo: “solo me pediste monedas de oro, pero yo hice más que eso, entregue mi vida entera para encontrar en el universo lo que te hace feliz”. Camila miro las monedas y se levanto de la silla sin decir una palabra que valorara su esfuerzo. Moisés en ese momento espero una demostración de amor; pero solo recibió el rechazo, quedando triste y sin consuelo. De nuevo saco el papel que ella le había escrito y recordó las victorias de su aventura y con esto se conformo.
Camila cepillaba su cabellera dorada sentada frente al espejo y en el silencio de su habitación volvió a escuchar la voz misteriosa de la mujer. Al reconocer la voz se adelanto para mostrarle la victoria de Moisés; pero la enigmática mujer, no reconoció el esfuerzo y lo limito a un hecho sin importancia. Esta vez, la extraña mujer aseguro que su niño dejaría de amarla porque ningún hombre era capaz de resistir, un daño directo al corazón. La extraña mujer ordeno a Camila buscarse otro hombre, que pudiera matar el corazón de Moisés. Para ella le era difícil reemplazarlo; pero acepto para probar los sentimientos de una criatura inocente, entonces la mujer se río a carcajadas hasta desaparecer frente al espejo de la habitación. Camila, sola y temerosa busco entre sus cosas el lápiz de oro y lo beso, y frente a ella apareció un joven , vestido con ropas muy finas y al verlo se dijo: ” he creado mi propia tentación”.
Momentos después lo tomo de la mano y le enseñaba todo lo que estaba en su mundo. La risa, los juegos y el romance, era el rumor que rodaba en el vecindario; hasta que la noticia llego a los oídos de Moisés. Como loco corrió hasta el parque para recuperarla pero solo pudo ver como manos extrañas, acariciaban el rostro de su niña amada. Moisés sintió una herida muy honda en el corazón. Sintió clavos atravesando su cabeza, sintió flechas que rasgaron su sentimientos, sintió el látigo de un castigo inmerecido, sintió su alma herida escapar de su cuerpo, y sintió la alegría morir en su rostro para siempre. Moisés no sabía qué hacer con su corazón que derramaba muchas lágrimas de sangre. Se levanto lleno de valor y camino hasta ella; lentamente metió la mano en su pecho y le entrego su corazón.
Aprendió cuan peligroso es enamorarse de una mujer y desde entonces no pudo conciliar el sueño, porque de noche venían monstruos a atormentarle la vida. Pensó que se estaba volviéndose loco y buscaba ayuda desesperadamente. Entre sus cosas encontró el papel que Camila había escrito con el lápiz de oro. Lo froto sobre su pecho y de su mano apareció una paloma mensajera con un papel en su pico. Tomo el papel y le escribió un mensaje a Camila, donde le deseaba felicidad; pero también rogaba a su Dios que nadie la traicionara.
Mientras leía la carta de Moisés, la voz de la extraña mujer se volvió escuchar en el silencio de la habitación. Camila, se levanto y una vez más pudo demostrar su victoria. “no pierdas tu tiempo leyendo carticas de amor; porque de nada te van a servir para hacerlo regresar del lugar a donde lo mande“ le dijo sonriendo la extraña mujer presagiando su victoria.
Al llegar al mundo de la infidelidad, pudo ver muchas mujeres flotando en el espacio. La magia de sus perfumes se sentía en el aire, atrapando inocentes hombres que no podían resistirse a la tentación. Moisés llego vacio, sin alma, sin corazón, sin sentimientos y sin alegrías. Las mujeres al verlo trataban de envolverlo con su belleza; pero él prefirió huir al desierto donde nadie pudiera tentarlo. Moisés trataba de vencer su dolor derramando sus últimas lágrimas sobre la arena del desierto. Desesperado, hambriento, sediento y débil; pidió ayuda a los ángeles del volcán colorado para que no lo dejaran morir. En medio de su agonía, unas manos delicadas le ayudaron a levantarse. La mujer más bella del desierto, había acudido a su llamado con una bebida que le devolvería las fuerzas; pero había una condición para beberla. Tenía que entregarle el corazón y amar solo a ella para siempre. Moisés en su agonía, acepto y bebió; y al instante recupero sus fuerzas. Entonces la mujer al verlo alentado metió las manos en el pecho para sacarle el corazón, pero no lo encontró en su lugar. Una furia extraña se apodero de la mujer para reclamar el corazón que ahora era suyo. Moisés lleno de temor respondió que lo había entregado a quien verdaderamente le pertenecía y la furia de la mujer se duplico hasta el punto de convertirse en un dragón que lanzaba fuego por la boca para quemarlo. Moisés huyendo por el desierto saco el papel escrito con el lápiz de oro y lo batió hacia las nubes desatando una tormenta, que inundo el desierto y apago el fuego del dragón. Cuando todo volvió a la calma, aparecieron los ángeles del volcán colorado, diciéndole que había enfrentado a la infidelidad y la había vencido.
Después de estas cosas, apareció un ejército de ángeles colorados, comandado por el dios del abismo azul y con de ellos venia Camila, dando gritos de guerra sobre el cielo del desierto. Al otro lado del espacio también se movía un ejército de bestias con rostro de león comandado por la mujer extraña que unida a las bestias, producían un rugido espantoso para atemorizar a sus enemigos. Los ángeles colorados atacaron primero a los enemigos del espacio, lanzándoles dardos de fuego que salían de sus ojos ardientes; que al impactar el cuerpo de las bestias, le hacían unas llagas incurables derribándolos de inmediato. Los cuerpos de las bestias derramaban una sangre verde que manchaba la arena. La mortandad fue mucha y la cantidad de sangre derramada, empezó a formar ríos verdes contaminando el desierto. Entre cielo y tierra solo se escuchaban rugidos, lamentos, gritos de batalla y explosiones que retumbaban en el espacio.
Los dos soles del planeta rojo fueron traídos por los ángeles colorados para quemar a las bestias con los ardientes rayos escarlatas. Los ángeles intensificaban cada vez más el calor de los soles hasta convertirse en una bola de fuego que exploto lanzando partículas rojizas por todo el espacio. Después se hizo una gran oscuridad, y un poder oculto empezó a moverse entre las sombras, destruyendo todo lo que encontraba a su paso; solo se escuchaban gritos de dolor en medio de la oscuridad.
El dios del abismo azul apareció en la mitad de la batalla y su luz ilumino de nuevo el espacio y se pudo ver una escena mortal. Miles de bestias destruidas y sangre verde dispersas en todo el desierto fue el resultado de la victoria. El dios del abismo ordeno al fuego consumir toda la basura que había quedado de la batalla y de inmediato lenguas gigantescas devoraron los cadáveres hasta volverlos ceniza. Solo hubo un sobreviviente de la batalla y fue la mujer extraña. Fue capturada por los ángeles colorados y traída frente el dios del abismo para ser juzgada por sus maldades que había hecho a los humanos. El dios del abismo azul le quito la máscara delante de todos los que presenciaban el juicio y detrás de su cara había tres horribles sapos que sacaban la lengua como serpientes. Un murmullo de asombro se escucho de fondo mientras se revelaba su verdadera identidad. Era la diosa del odio, y se le acusaba de causar la muerte de los padres de Camila al nacer. Los odiaba porque habían desobedecido la orden de abortar y como castigo la entrego a padres adoptivos que le enseñaron a odiar la escuela y a tener una vida solitaria hasta convertirla en una niña vengativa y amargada. El dios del abismo azul, llamo a Camila y le pidió el lápiz de oro que le había dado para convertirlo en una espada de fuego, Camila asombrada recibió la espada que ardía en sus manos para recibir la orden de ejecutar a la diosa del odio. Camila camino decidida empuñando con fuerza la espada de fuego y la levanto para dejarla caer con fuerza sobre la mujer extraña, partiéndola en seis pedazos, y mientras lo hacía, la tierra del desierto comenzó a temblar, relámpagos, truenos y voces extrañas se escucharon en el desierto, cuando la diosa del odio moría de su boca, salieron pequeñas criaturas que huyeron despavoridos a otros mundos desconocidos. Camila por fin levantando su espada, dio un grito de victoria sobre su enemiga, que se había mantenido oculto para hacerle daño.
El dios del abismo tomo a Camila y la llevo a un nuevo mundo donde comenzaría de nuevo su niñez. Estaba rodeado de altas montañas, de lindas flores, de aves y animales exóticos y de un rio que reflejaba el color azul del abismo. Camila estaba en un paraíso donde reinaba la paz, el amor y la felicidad, y en medio de todo este hermoso paisaje, apareció Moisés vestido con ropas reales. Camila al verlo corrió hasta él y lo abrazo, le conto de su victoria y se sintió orgullosa de El por haber vencido las pruebas a las que fue sometido.
El dios del abismo azul convoco a todos los ángeles colorados para celebrar la victoria sobre el odio y la infidelidad. En medio de un gran banquete le dio podres sobrenaturales a la pequeña pareja para vencer el mal y puso sobre sus cabezas coronas de oro adornadas con las piedras mas preciosas de todo el universo.
Los ángeles cambiaron sus plumas coloradas por el color azul celeste del abismo. Después se pararon sobre las estrellas más cercanas para invitar a todas las criaturas a conocer a los reyes del nuevo mundo; porque el dios del abismo les había dado todo el poder para vencer el odio y la infidelidad con el arma poderosa del amor. A la voz de los ángeles celestes comenzaron a brotar de la tierra nuevas criaturas y entre ellas, los verdaderos padres de Camila y Moisés. Todos daban voces de alegría y todos deseaban ser como ellos, felices en el universo.
El tiempo fue pasando y la pequeña pareja se fueron convirtiendo en los dioses azules más amados y más queridos por todos en el nuevo mundo y el lápiz de oro, al final de los tiempos se convirtió en la más hermosa joya, para sellar con amor las vidas de Moisés y Camila en el eterno día de su boda.

Texto agregado el 20-03-2013, y leído por 149 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
20-03-2013 Un cuento que tiene rasgos de infantil, de jóvenes y adultos con parecido a cenicienta pero en fin , imaginativo y educativo. elpinero
 
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