Tenía catorce años cuando conocí a la persona que se convirtió en mi primer amigo. Bueno él era mayor de edad, había vivido muchas cosas, y me enseñó algunas. Su gusto por la música, su filosofía de vida y su torpeza, creo que en esto último fuimos más que compatibles.

Lo veía los veranos, debido a que nos juntábamos en vacaciones. Le conté que mi vida, por muy corta que era, había sido fea, siempre me han dejado a un lado, no tenía amistades y las personas preferían estar apartadas de mi. Entonces, me contó:

Yo también fui así, siempre se burlaban de mi, me hacían bromas pesadas, pero siempre seguí adelante, tu primo ha sido un buen amigo, y agradezco que por él te pueda conocer, te veo como el hermano menor que no pude tener.

¿El hermano menor que tu no pudiste tener?, no sabía como reaccionar ante dicha declaración, sólo le sonreí y seguimos conversando.

Recuerdo un día, que estábamos en la discoteca, me reí al verlo sentado, sin ganas de bailar o de buscar una chica, él era terco. Sus gustos eran más fuerte que él, pues era metalero y bailar no era su estilo, pero que estuviera escuchando música con audífonos dentro de la discoteca me hizo mucha gracia.

Él dijo que me protegería, que cualquier cosa que necesitara él estaría ahí para apoyarme, si alguien me volvía a golpear, partiría a buscarlo para que aprendiera a respetarme.

Conocí la amistad, y quise intentarlo en el colegio, al principio fue complicado, eliminar la idea que todos tenían de mi era casi imposible, decidí sonreír y creí que nadie notó la diferencia, o mejor dicho a nadie le interesó.

El primer año que lo intenté, conocí dos personas, amables, bromistas, pero buena gente. El segundo año obtuve un grupo para conversar, éramos cinco personas, sólo que los dos del primer año ya se habían cambiado de colegio. El tercer año, me enamoré y fui rechazado, hasta hoy sigo pensando que si ella no hubiese estado embarazada y con novio, yo hubiese estado con ella.

El cuarto año, quizás el más frío de todos, me convertí en un manipulador, las personas eran objetos, mi interés por la amistad se arruinó, para mi el mundo era un caos y todo lo relacionado con la primera persona que fue mi amigo ya no importaba, pues nadie podía saciar el dolor que habitaba en mi cuerpo, mi amigo había muerto.

Todo sucedió en vacaciones de invierno, trabajé por que mis padres querían que aprendiera el valor de la vida, así que decidí que mejor era hacerles caso. En esos momentos había conocido a una extraña chica, la cual se ha convertido en mi mejor amiga, imagínense, le pedí un helado mientras yo trabajaba, me acompañó a la casa y luego dejamos los helados en el refrigerador, pero ella dejó el celular junto con los helados, no se preocupen, el celular hasta el día de hoy (cuatro años ya) sigue con vida, pero eso quizá se los deje para otra historia. El punto es que ella estaba conmigo cuando me llegó un mensaje. Mi amigo había fallecido por un ataque epiléptico.

Mi mundo implosionó, ya no era yo, todo lo que era se lo debía a él, pero al día siguiente, día del funeral, decidí ir a trabajar que ir a despedirlo, preferí ganar un poco de dinero, que no era necesario, que ir a verlo.

Algo que nunca pude decirle en vida, fue que lo quería como a un hermano mayor, que le agradecía todo lo que él me había enseñado, pero estaba destruido, no pensaba con claridad en ese momento. Han pasado 4 años, pero yo aun lo recuerdo como si fuese ayer.

Bueno si has llegado a esta parte del texto, es por dos cosas, lo has leído todo, o te gusta leer los finales antes que la historia misma, creeré que es la primera sólo por esta vez. Hoy en día hay personas que no saben como vivir la vida, no saben lo que es socializar, no conocen el amor, pero aunque estén solos, pero rodeados de multitud, aparecerá alguien que cambie tu vida, nunca es tarde para cambiar y aceptar a aquellos que te hacen la vida imposible, yo hasta hoy sigo siendo molestado, pero ahora yo también se molestar.

¡Vaya!, creo que al fin y al cabo aprendí el valor de la vida. Gracias Amigo Niel.