El "gran" día había llegado; pero para mí no era tan gran, porque me iban a casar con Quamar, y no me hacía ni pizca de gracia. Mi padre le había contado a toda la tribu lo de Mark, mientras que yo lloraba en la cabaña. Me pasé todo el día llorando y pensando en Mark, me preguntaba qué había sido de él, y también pensé que no había podido decirle lo mucho que lo quería y que estaba enamorada de él.
Las otras mujeres de la tribu y mi madre me vestían y me peinaban para la boda.
Yo lloraba, y todas las mujeres me decían:
-No llores princesa, te tienes que comportar como una mujer, ¡te vas a casar!.
Mi madre en cambio, no decía nada, y Nabhi que era testigo de todo me miraba con tristeza mientras soltaba unos resoplidos de amargura.
Al estar preparada me fui con Nabhi por última vez a la cima de la montaña, ya que desde que me casara con Quamar no se me permitiría salir, le eché un vistazo y me fuí.
Al estar a punto de salir para que nos casaran, mi madre de percató de que estaba llorando, y me cogió del brazo y me dijo:
-Hija, lo siento, yo no quería que pasase esto, pero, tienes que afrontar los problemas como una persona mayor, no llorando.
-Lo sé, gracias.-Dije yo con amargura.
-Estoy muy orgullosa de ti Nairit, y quiero que sepas que, estés donde estés tu tribu siempre te llevará en el corazón.-Me dijo mi madre mientras me sonreía.
Yo le sonreí y me dirigí hacia Nabhi, ya no le volvería a ver más, y quería despedirme.
-Muchas gracias por todo, Nabhi, pero ahora tenemos que dejar de ser un equipo.-Le dije con tristeza.
Nabhi soltó una lágrima y yo lo abracé.
La ceremonia iba a comenzar, tanto como nuestra tribu y la de Ojo de Hielo estaban presentes, y todas las mujeres rumoreaban sobre mí.
Quamar, el hijo de Ojo de Hielo me esperaba, era un joven apuesto, pero no me ilusionaba.
En cuanto me vio se quedó con la boca abierta, y me dijo:
-Encantada señorita, eres tan hermosa como una rosa.-Me dijo muy poético.
-Gracias....-Le dije un poco antipática.
El gran sabio de la tribu de Ojo de Hielo iba a pronunciar la primera palabra, Mark salió de detrás de un árbol y gritó:
-¡Detengan la boda!
Yo sonreía como nunca y me tiré a sus brazos. Toda la tribu de quedó boquiabierta al ver a Mark.
-¿A qué demonios vienes?.-Preguntó mi futuro marido.
-A que todos sepáis que Nairit es la persona más genial del mundo y que, la amo.
Yo me quedé paralizada y el me besó.
Al ver esto mi padre se puso furioso; cogió su lanza y mató a Mark.
Yo eché un grito de horror y me tiré a Mark.
-¡Qué demonios has echo padre! , ¡qué demonios!.-Grité.
Mi padre dijo que era lo que debía haber echo desde hace mucho tiempo. Todos se fueron.
Yo me quedé más de 2 horas abrazándolo y mirándolo.
Pero mi madre me obligó a seguir con mi vida.
No me casé con Quamar, seguí con mi vida, pero con la tristeza de siempre, y echando mucho de menos un amigo.
Sé que Mark está ahí, en algún sitio, todavía conservo su rosa, y cada vez que pasa el mismo día de su muerte, la rosa llora.