El deseo hacia ti,
me corrompe
hasta los huesos...
Me transformo,
me pierdo,
me confundo,
nos transporto.
Te pienso,
te desnudo,
te convierto...
en el objeto
de mis oscuros arranques,
de mis sueños más profundos,
de mis intensos deseos ahora tuyos.
En el sonido de tu ropa
tras mi paso urgido de tu piel,
tras mis dedos buscando tu sombra,
tras mis labios hurgando tu aroma,
para devorarte apasionada y ansiosamente.
Te recorro, te estrecho, te palpo,
me hundo en ti, me devoras, te respiro,
nos convulsionamos ordenadamente,
te jalo hacia mí, quiero fusionarme contigo.
No quiero soltarte,
sudo a tu paso,
somos uno...
Te suelto la mano,
es sólo un saludo,
rozo tu tibia mejilla,
y como siempre
seguimos siendo
Los mismos extraños
de siempre.
Que siguen su paso
sin volver la espalda,
ni la mirada hacia el otro,
mientras se muerden los labios. |