CAPÍTULO 1: EL TALISMÁN
El invierno estaba a punto de comenzar y las mujeres de la tribu recogían provisiones.
Yo jugaba con mi lobo Nabhi, como de costumbre. Pero de repente mi madre me cogió del brazo y me llevó a la cabaña.
-Hija, tenemos que hablar.-Dijo mi padre.
-¿Qué pasa?, ¿me he metido en un lío?.-Les pregunté muy insegura.
-No, en absoluto hija, solo es que tenemos que decirte algo importante.-Dijo mi madre.
-¿Y bien?.-Dije.
-Pues verás, hemos hecho un trato con la tribu de Ojo de Hielo, y si tú y su hijo Quamar os casáis, podremos forjar un lazo que una nuestras tribus.-Me explicó mi padre.
-¿Qué?, ¡ni hablar!.-Grité.
-Te casarás con el, y no voy a aceptar ninguna excusa.-Me replicó mi padre.
-Pero, cariño, es demasiado joven, no crees que debería....-Dijo mi madre.
-¡He dicho que sin escusas!
Mi padre se fue muy enfadado y yo salí llorando; sin embargo, después de todo el panorama, mi madre
siguió en la cabaña cosiendo.
Corrí hacia la montaña, siempre que estoy triste me gusta ir allí. Me senté en una roca y empecé a llorar mucho.
Nabhi estaba a mi lado, contemplándome silenciosamente.
-No se qué voy a hacer, me quieren casar con un chico al que ni siquiera conozco, no respondo de mi padre, es impresionante, solo piensa en él y eso...
Nabhi me miraba con tristeza, como si entendiera perfectamente lo que estaba diciendo, yo lo abracé, y miramos juntos la puesta de sol.
Como ya estaba oscuro emprendí el camino para casa, hasta que vi una sombra que corría entre los árboles.
-¿Quién anda ahí?.-Pregunté apuntando con mi lanza a todas partes.
-Eso mismo pregunto yo.-Me contestó la sombra.
-Pues sal si no vienes a atacarme.-Dije.
De la profundidad del bosque salió un chico rubio, ya por eso se notaba que no era de aquí.
-Oh, pero si es una dama.-Dijo el chico riéndose.
-Soy hija de Gran Oso, princesa de una tribu, ¿qué te crees?, ¿que soy floja?.-Le repliqué.
-No, pero siempre hay que tratar bien a las damas.-Dijo el joven con respeto.
-Jaja, gracias.-Le dije.
Empezamos a hablar y me cayó bastante bien. El no era de aquí, era europeo, se llamaba Mark. Me habló de cómo era su país y de todas las cosas que había; a mí me pareció fascinante saber que había tantas cosas diferentes en otra parte del mundo.
Ya era muy tarde y el seguía contándome cosas de su país, era impresionante todo lo que aprendí de su país. Noté que me llamaban desde mi tribu, y me tuve que marchar. Mark se quedó en su "cabaña improvisada" que había hecho en medio del bosque. Pero cuando se iba a ir, le cogí del brazo y le dije:
-Toma.-Le dije mientras me daba un talismán.
-¿Por qué das esto?.-Me preguntó.
-Tienes que prometerme que vas a cuidar este talismán y que nunca lo perderás.
El asintió con la cabeza y yo le expliqué:
-Esto es un talismán de Quasar, esto significa que la persona que la lleva mantiene una buena amistad con la otra que la lleva, ¿ves?.-Le enseñé mi otro talismán.-Yo también lo llevo. Tienes que prometerme que lo cuidarás y que nunca lo romperás, porque si lo rompes, se acabará nuestra amistad.-Le expliqué.
El me dijo que sí, que lo cuidaría, y que mañana nos volveríamos a ver.
Llegué a casa y mis padres muy preocupados me obligaron a meterme en la cabaña, pero no me molestó, al contrario, me hizo muy feliz porque ya tenía un amigo, y esta vez un amigo de verdad.
CONTINUARÁ EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO
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