A Cecilia le comienza a doler la cabeza de a pocos, le acaban de despedir de su veinteavo oficio, se lo dijeron pasando la voz, de su ex jefe, paso a la mujer de su jefe, quièn se lo conto a su cuñada y llego directamente a la madre de Cecilia, quièn muy apuradita preguntó por què tan poco dinero y le dijeron que era la crisis; tres soles por limpiar las escaleras, porque lo hace en menos de una hora.
La madre de Cecilia explico que por tan poco, no se puede hacer tanto esfuerzo y pues la despidieron así, por avaricia y por la crisis.
Cecilia admite que para los oficios no tiene mucha fortuna, pero no se deja abatir, prefiere continuar caminando, ya les dije, le gusta caminar a paso ligero.
Tiene deseos de comer un biscocho, irse al instituto , escuchar la clase de contratos comerciales, ir a leer un librito, encontrarse con Rodolfo para tertulear de las nuevas tendencias del arte contemporànea, acordar un punto de encuentro para votar el 17 de marzo sobre la revocatoria de la Alcaldesa de Lima, la gente està que se queja, se acopla, alza la voz, lanza huevos.
Cecilia simplemente busca trabajo, tal vez sea turno de vivir con una anciana, el problema es dejar de estudiar!, dejar de ir a vagar! por el centro de Lima...dejar de conversar!. eso le duele.
Pero el trabajo urge y siente una tristeza profunda que comienza en la parte posterior del cerebro, por eso prefiere ir al mar, a mirar a esas aves sin nombre besàndose a escondidas, o ir a un parque a romper hojitas verdes o mejor comer una mazamorra , pasear por la CAsona de San Marcos y aventuradamente preguntar a todos, que publican hoy, que muestran hoy, que pasan hoy por cinemàtografo.
CEcilia quiere escribir un artículo sobre las mujeres que trabajan en Macerata, una amiga suya peruana, se fue a Italia, y trabaja como badante, dice que es duro, cuidar ancianos, levantarlos como niños, inventarles la vida...
A CEcilia le cuesta admitir que el tiempo pasa, pasa y se va.
A CEcilia le cuesta admitir, que quiere viajar a Gambia, pero prefiere mil veces Perú y cerquita no màs, a Barranca.
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