Matilde Guerra, la Señora de mañanas, caminaba apaciblemente por los campos del destierro, fué mucama en un hotel viejo, y el tiempo, la acompañó por pasos tristes de soledad, en cada atardecer empinaba con el codo algunas copas de deseos frustrados, guiaba apaciblemente el deseo energumeno de encontrar a su ser querido, la atormentaba un poco, el ver las mañanas pensando en aquel hombre de besos furtivos, cegaba su mirar.
Caminaba de Santiago a San Bernardo toditos los días, ¿cuantas huellas habrá dejado entre estos matorrales de caminos? , después de unas cuantas horas de cansado pero a la vez placentero viaje, llegaba al Chena, el cerro mas viejo de esta ciudad, allí, paría esperanzas para quien visitase sus colchones, vestía a las camas con el amor de madre que por desgracia nunca pudo poseer, se inspiraba para tender las sábanas que muchos dejaban acomodadas en el suelo después de noches apasionadas, hoy al verla, sentirla y quererla, me doy cuenta que quizás por fortuna es mi madre, jamás nunca lo habia sabido hasta hoy, mis penas y desesperanzas se apaciguaron cuando me alertaron sobre la noticia, aunque hoy este triste, aunque hoy sus piernas fuertes estén cansadas, aunque hoy existan micros que la lleven al destino que ella quiera y aunque hoy me vista al igual que a sus camas pero como hijo, me siento agradecido de verla sobrevivir conmigo.
Quizás fué por ese extraño motivo, que me abandonó, ya que quería que fuese vestido con mejores ropas, quizás el tiempo me enseño a ser mas franco, !pero que pavadas digo¡, ella me esperó, hasta la muerte y yo sin saberlo fui su hijo y amante, porque, si jamás había conocido a mi madre y jamás habia conocido el deseo, porque hoy la encuentro entre mis pensamientos.
Hoy por hoy, me iré lejos desatando la soga que un dia amarro a nuestros cuerpos, fundiré con un gran deseo el hecho de no verte mas cerca, por que has hecho esto conmigo, porque si te quize tanto, por que me abandonaste y no seguiste tu camino.
En fin, tu recuerdo me acecha y me persigue, tu figura de grandes curvas ma apasiona y tus pechos cubrirán las barreras como estos montes de camino te apaciguaron en tu ser.