Cámara subjetiva

Ella había heredado de su madre el collar de perlas naturales, que la madre había heredado de la abuela, que lo había heredado, a su vez, de su madre y que ella dejaría en herencia a su hija. Cuando se lo ponía el mundo desaparecía y sólo veía las cuentas de perlas que formaban una elipse sobre su pecho como si fuera la cuerda de un ahorcado, de la que pendían sus pies y toda la saga familiar, flotando en el vacío con la lengua fuera, la cara de longanimidad y una media sonrisa que seguramente habría que interpretar como la constancia de ánimo en la adversidad.

Juan Yanes