Me levanté para el desayuno y la pensé. Que la vida es un boomerang, dijo ella muy convencida cuando decidí dejarla atrás y seguir adelante con mi historia, excluyéndola. Aquella tarde me pareció bastante curioso que me hubiera dicho eso porque desde ese preciso momento hasta hoy, luego de años, todavía me pregunto qué habrá querido haber dicho con que la vida era o es un boomerang. Y digo era o es porque no sé si es una promesa que sigue en pie y muy viva como los recuerdos que me guardo. Me gustaría comenzar una búsqueda a ver si ella tenía razón y la vida sí es un boomerang y que en todo momento ella sabía que yo emprendía un viaje que me iba a llevar nuevamente al punto de partida, a los brazos de ella, que me apretaban cuando le dije adiós. Pero ya es tarde, mañana empiezo porque hoy la he extrañado bastante y estoy muy cansado. Mañana será, mejor mañana, para darle el chance a los pensamientos, que quizás se arrepienten cuando despierte de nuevo para tomar mi avena y mi jugo de china.