Amo a dos mujeres…sí, es cierto, las amo con locura, las amo con todas mis fuerzas, en la misma proporción y con la misma intensidad.
Una es pura dulzura, llena de ternura, delicada, con palabras, gestos y actitudes suaves, hace que quiera comerla a besos, protegerla, cuidarla, guiarla…
La otra es un huracán, se exalta, se enoja, pelea, llora, se desespera, consigue a como dé lugar lo que quiere, ella no necesita que la llene de besos y caricias, ni que la cuide…ella me cuida a mí!!
La primera pide, la otra toma; una consulta y la otra hace; una piensa, la otra actúa; una sueña, la otra lucha; una gana por el amor, la otra gana con su carácter indomable.
A quién me parezco? Aún no lo sé, muchas veces he creído que a la primera, que soy dulce y tierna, pero de un tiempo para acá me he dado cuenta que todo lo que admiro y me sorprende de la otra tal vez lo tengo también, esa misma fuerza y desesperación, sólo que esa personalidad es difícil que la saque, aunque la sienta.
Es increíble como llego a reconocerme en las dos, cómo pueden ser tan distintas y yo amarlas con tanta locura como si fueran iguales, me llena de asombro que al irlas conociendo…me voy conociendo yo también, que al irlas acompañando reconozco que tal vez me necesitan en su vida sólo por un tiempo….pero yo las necesito muchísimo más, eternamente, una es para mí el aire, la otra el agua.

Ya no puedo, ni quiero tampoco esta vida sin mis dos mujeres, son mi alma, son mi cuerpo, son mi sangre, son mis sueños, son mi fuerza y mi debilidad…aprendí a amarme más, a aceptarme más a conocerme más al mismo tiempo que voy amándolas, aceptándolas y conociéndolas.
No hay nada mejor en esta vida que dormir con ellas, una en cada brazo, abrir los ojos y ver sus caras, que me llenen de besos y abrazos…amo a mis dos mujeres con todo el amor que soy capaz de sentir…sólo espero que ellas sepan de este amor compartido y a la vez completo el resto de sus vidas y que me acepten y me amen a mí tal cual soy… porque yo soy su madre.