EL SURFISTA
La mañana había amanecido lluviosa, pero a pesar del mal tiempo, Leticia tomó su vehículo y se dirigió a una playa que quedaba cerca de su cabaña; se bajó de su vehículo y empezó a caminar por la desierta y desolada playa, había lluvia detrás de sus pestañas y ella las dejaba fluir para que se mezclaran con la lluvia. Se sentó en la arena mojada oyendo el borbotear del agua, y contemplaba las gotas iluminadas por los relámpagos. Seso la lluvia y, las nubes empezaron a despejarse, quedando la claridad del sol, dejando iluminado todo el paisaje inundado de luz. Las olas iban y venían en su incansable andar. Leticia se sentó en la arena mojada que paulatinamente empezó a secarse y, disfrutaba del aura fugitiva del mar. Leticia contemplaba el espectáculo de belleza de la divina naturaleza, cuando repentinamente miró hacia el horizonte y vio a un hombre que estaba surfeando; las olas se elevaban con fuerza y cuando bajaban el hombre se caía de la tabla, pero se volvía a montar, como perseverando con las olas. Cuando el surfista terminó de surfear se acercó a Leticia, la saludo cortésmente y ella le correspondió su saludo, le preguntó que hacía ella en esa playa tan solitaria y ella le respondió que no estaba sola, que mirara a su alrededor y allí encontraría la repuesta, más allá de lo incomprensible, él la miró, y le dijo, en cambio yo estoy aquí porque me gusta surfear, es mi deporte favorito y tengo que practicar mucho, porque en estos días tengo una dura competencia, ¡oh, que interesante!, le dijo ella sonriendo, me gusta tu optimismo, es verdad, el éxito está en la perseverancia; se despidieron con una sonrisa y él se volvió a meter a la playa a seguir surfeando
FIN
Por: Mayte Moreno
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