Los cuadros colgados en la pared, parecían hablar...
Ruidos de cajones, crujidos de maderas...
Un mantel, dos tazas...
Y el sol pidiendo permiso a la ventana...
Cuando te vas sólo eso queda, un inmenso manto de silencio...la sangre hirviendo dentro de las venas pidiendo a gritos sólo una palabra...
Soñar despierto sin animarse a ir lejos...
Si él se va te arrepentirás, sólo esa frase resonaba en la cabeza, por todas las horas que se fueron colgando de una aguja, por todas las miradas que se llevó el viento sin encontrarse en sus ojos...
Tanto faltó...tanto quedó sin hacer...
Quizá en otra vida en la que podamos olvidar, nos volveremos a encontrar...