Fue una figura eminente de la política y la milicia peruana en el siglo XIX, nació en esta ciudad de Lima el 20 de octubre de 1805, fue hijo del abogado Manuel de Mendiburu y de doña Gertrudis Bonet y Peláez del Junco, estudio en san Fernando bajo la dirección de Luna Pizarro, en 1821 ingresa a servir como alférez de caballería en el ministerio de guerra, se gradúa de teniente en 1822 e hizo la primera campaña de intermedios tomando parte en las acciones de Torata y Moquegua, un año después asciende a capitán y forma parte del estado mayor de Santa Cruz asistiendo a la batalla de Zepita, perteneció al escuadrón escolta de Torre Tagle, Mendiburu impresionado por el cambio de rumbo que en política se había dado decide viajar a España, de Europa vuelve a América residiendo un tiempo en Chile y se reintegra al Perú en 1827, al actuar con Santa Cruz renuncia a los grados que había alcanzado para iniciar de nuevo su carrera militar, en 1829 era de nuevo capitán y ayudante en jefe de Gamarra en la batalla de Portete de Tarqui.
En 1835 asciende al grado de coronel y sirve bajo las ordenes de Salaverry actuando contra Santa Cruz, fue ministro de guerra en 1838, posteriormente como representante del Perú pacto en el Cuzco el tratado de paz con Bolivia, fue prefecto por Tacna y su labor alcanzo gran relieve y actuó con Torrico siendo deportado a la caída de dicho presidente, fue ministro de guerra, presidente del consejo de estado y asciende a general durante el periodo de Castilla, después sirve bajo las ordenes de Echenique en calidad de ministro de hacienda interviniendo en la ruidosísima consolidación de la deuda interna, luego represento al Perú en Londres en el pacto con Inglaterra para el arreglo de la deuda externa, interviene en la batalla de la Palma contra Castilla donde resulta desterrado al triunfar el celebre mariscal Castilla, después Castilla le otorga un permiso para regresar y es electo como diputado de la provincia de Quispicanchis (cuzco) interviene en la asamblea constituyente de 1860 cuya presidencia ocupa, en 1861 se lanza su candidatura a la presidencia de la republica, honor que el declino en los siguientes términos:
“en un país casi disuelto como el nuestro, donde la revolución ha roto todos los muelles del respeto, de la obediencia y de la moral, yo seria un fatuo si imaginara poder hacer lo que no pudieron ni San Martin, Bolívar y Santa Cruz”.
En 1865 actuó con Pezet y es deportado a Guayaquil al triunfar la revolución encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado, vuelve en 1867 a la patria y desde entonces renuncia a la azarosa vida política y se da de lleno a la redacción de su monumental obra “diccionario histórico biográfico del Perú” y de sus memorias, actúa en la guerra de 1879 como ministro de guerra del general la Puerta en la defensa de Lima contra el invasor Chileno, deja de existir a los 79 años el 21 de enero de 1885.
Dice Riva Agüero su mejor biógrafo:
“el general Mendiburu en la azarosa e infausta edad en que le toco vivir, fue figura de excepción entre los convulsivos semblantes de sus contemporáneos, nublados por el remordimiento, crispados por el odio y la ambición, la codicia y la intriga, resalta como consolador contraste su severo y limpio perfil de guerrero, político e historiador, encarnación del orden y del mas puro espíritu conservador, en una sociedad anarquizada y desquiciada del honor militar, de la fidelidad y la disciplina, en un tiempo de cínico pretorianismo de infidencias y de traiciones cotidianas, perpetuo servidor de la legalidad los gobiernos constitucionales lo tuvieron siempre a su lado en las horas de peligro, desafiando los embates revolucionarios, cuando los débiles se ocultaban, los astutos desamparaban y los logreros vendían, supo ser leal a las causas vacilantes, consecuente con los caídos represento en nuestras tristes luchas civiles el nobilísimo papel de cortesano de la desgracia”.
|