DESNÚDATE...ABRE LAS PIERNAS

Fábula rescatada del olvido por Veridicio, monje silente menor, quien fue descuartizado y quemado accidentalmente por revelar este texto contra Albeiro Huguino, alcalde y cacique del pueblo de Palomino.

En Palomino región montañosa, rica en fuentes de agua, platanales, cafetales y otro tipo de vegetación silvestre, pueblo conocido por tener las gallinas más tontas que producen la yema más amarilla y deliciosa, había una finca ubérrima que padecía la más violenta arremetida de un zorro llamado Albeiro. El dueño no aguantó más la matanza y decidió por su propia cuenta y riesgo ponerle una trampa al odiado animal. El ardid consistía en ponerle una gallina muy gorda como señuelo, junto a una red que lo envolvería y lo elevaría, sostenido por una rama del viejo árbol plantado por el fundador del pueblo.
Era tal el apetito de Albeiro que cayó sin problemas, solo había un inconveniente, el señuelo era la gallina Godofreda, una ingenua ave que admiraba al raposo porque había oído que el tenía en su poder el secreto de volar de las águilas y los halcones.
-Corta la soga que sostiene la red a la rama del árbol y que me tiene atrapado como un banco de peces en un péndulo, rápido antes que llegue el infeliz y me mate- lloriqueó Albeiro.
-No debo, Simón, mi abuelo, me dijo que no impidas el justo castigo de alguien que esté sobre ti, porque te puede aplastar- contestó la asustada gallina que estaba debajo de la red que envolvía al raposo.
-Pues, quítate de ahí, aléjate, desata con tu pico el nudo que me atrapa y te enseñaré a volar alto- le gritó Albeiro.
Al ave le pareció lógica la conclusión y decidió liberar al malvado. ¡Cuánta razón tenía Platón cuando dijo que el ser humano era un bípedo implume y el cínico Diógenes le trajo un ave de corral sin plumas!
-Para poder volar, haremos una fogata bajo la rama que me atrapaba y pondremos una olla con especias, plátanos y mazorcas- le explicó el carnívoro.
-Para qué la olla- preguntó Godofreda.
-Esto se hace con el fin de calentar el aire que rodea a la rama y este te ayude a volar.
Consiguieron los elementos y prepararon todo, tal como lo ordenó Albeiro, el cual ayudó sin reparos.
-Desnúdate, quiero decir, quítate esas plumas que no te sirven para volar más allá de las nubes, ya te nacerán otras que te servirán mejor porque estarán adaptadas para los vuelos extensos, súbete a la rama, el agua está hirviendo, ponte esta soga con nudo corredizo en el cuello y átala a la rama, eso es solo como medida de seguridad, si no puedes echar vuelo con el aire caliente, la soga te sostendrá y evitará que te estrelles con el suelo, pero si lo lo logras, estaré presto para cortarla con mis dientes.
La gallina estaba tan emocionada que siguió las indicaciones al pie de la letra, se quitó las plumas con cierta vergüenza, se trepó a la rama, todo con ayuda de Albeiro, se puso la soga y la ató a la rama.
-Abre las piernas para coger impulso y lánzate con confianza al vacío, sobre la olla que calienta el aire- grito el zorro.
Godofreda corrió con fuerza, animada por el zorro, se lanzó hacia el cielo, se elevó un poco, pero la soga la empujó hacia abajo, quedó suspendida en el aire, ahogándose y viendo como Albeiro se reía a todo pulmón, sin cortar la soga, esperando que la gallina muriera asfixiada.
-Haré un buen sancocho y me iré a dormir una siesta hasta la noche.
NUNCA LIBRES DE LA JUSTICIA Y EL CASTIGO JUSTO AL MALVADO, NUNCA DALE EL PODER, PORQUE DESPUÉS TE APLASTARÁ SIN MISERICORDIA.