A todos aquellos, los que trataron de atenuar mi voz
cercenar mi verbo ó aplacar mis rezos
quiero decirles que si hay alguna falta en mis escritos
será algún error de autografía, no por cuestión de fondo ( es lo que más tengo)
Porque quien no conoce a que sabe la cebolla
la hemos comido, la hemos pelado
y sin embargo nos ha hecho llorar, hasta que llegó
Neruda y me lo hizo ver, entonces puse más atención a su sabor
a su color, a su olor y porqué no, descubrí hasta su forma de seno.
Ustedes no tienen idea de lo insospechados
inverosímiles, de lo creativos que pueden ser mis triángulos internos
y sus escondrijos cuando juegan en mi cabeza
son capaces de decir una y muchas cosas ilógicas
a veces bellas palabras, que no son más que sentimientos
locos, tontos quizás, pero quien es dueño de la verdad
para usarla como arma letal y definitiva
porque lo que he dicho, lo que he escrito
me brota de lo hondo, de lo profundo, de lo raspado.
Bien ó mal, con hambre ó atiborrado
lo que yo diga no necesita hospitales ó talleres de la palabra
porque es lo que yo pienso
y nadie me quita lo vivido