Se perdió mi brazo izquierdo
no sé cuando se cayó
ni se donde lo olvidé.

Tal vez se quedó en el mall
jugando videojuegos
pidiendo Mccombos.


Le gustó la mercadotecnia
lo último en tecnología
el dinero pesando en los bolsillos
la comida chorreando por la pera.

Se olvido de golpear duro
de martillar incesante el templo
de caminar erguido contra el viento
de apuntar con su dedo juicioso
al único culpable.
Y entonces?
Y entones… el dictador cayó
pero cayó en la tumba
unos lloraron, y otros celebraron,
alzaron champañas con júbilo
y al destaparlas escapaban lágrimas hacia el cielo
lágrimas impotentes por la derrota,
porque nunca tuvieron la moneda de cambio,
porque el culpable no se arrepintió,
porque el pecador no se confesó.

¿Y quien ganó entonces?
ganó mi brazo izquierdo,
él se quedó con la herencia,
con la del muerto,
feliz la mantuvo
y la multiplicó,
y se olvidó de mí,
yo quedé perplejo
me dejó solo y nunca volvió.
No sé si se extravió o se transformó,
pero ahora solo veo
con angustia, con melancolía
el lado diestro de la vida.