El hombre arrastró trabajosamente el bote por el largo y pedregoso trecho que separaba su cobertizo de aquella laguna tras la lomada. Ya en su cima de repente la encuentra seca. La mayor sequía del siglo la había dejado llana y polvorienta. Mira lo que era la orilla opuesta y ve a su amigo que vive por allí saludándolo con la mano en alto. Le responde igual, pero con la cabeza gacha y contenido. Luego lento gira el bote y a tirones de desazón emprende su regreso a la soledad de su trabajo. Ya completamente resignado a dejar de lado estas visitas como cada fin de mes, y por años estaba acostumbrado a concederse.
Texto agregado el 01-03-2013, y leído por 184
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Lectores Opinan
01-03-2013
La sequía ha cambiado el paisaje y la vida de ese señor. Muy bien narrado. elpinero
01-03-2013
Tu relato me sabe a nostalgia y melancolía... me gustó.
UN abrazo!! gsap
01-03-2013
Ah caray amigo, sono desolador. Un abrazo!!!
cinco aullidos yar
01-03-2013
puede que un día toque la flauta, nunca se sabe o si, la esperanza el lo último que se pierde, si fuese lo primero
!!apaga y vamonos!!. elisatab
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