Creí que la única luz provenía de ti. Yo, luna, iluminada solo por ti, Sol.
Única en nuestro mundo de infinidades repetidas,
nunca sola, pues estas siempre conmigo.
Amor de media vida y noche entera.
Sabor ancestral de manzana remozándose en cada tentación recién nacida.
Con cada nuevo día, cambie hojas de parra por vestidos de seda,
frutas frescas por platos pre-cocidos y ame el certificado en que, a falta de Dios,
nos declaro aquel juez Adán Y Eva, educados ,
afines y adaptados en la Era del consumo.
Todo por ti, mi Sol.
Hasta aquel día, en que te vi, asomado a otros ojos,
Bebiendo de otros labios,
Alumbrando otra luna,
Y deje la inocencia en un reguero azul de soles falsos,
En un ir y venir de Evas repetidas.
|