Las situaciones de este episodio no tienen nada que ver con las situaciones de los episodios anteriores y por venir. No es como en la televisión. Los episodios no duran un tiempo determinado. Una extraña sensación invade a cada instante al espectador. Una sensación incontrolable, muchas veces indeseable. Y una fuerza otra vez extraña evita encontrar una salida fácil e inmediata, ante lo contradictorio del sistema, que más que producir una sensación agradable y suave desde el principio, es más bien un golpe de lo que después se llama miedo y después, suponemos, la oscuridad que no se ve. Hay sin embargo se calcula miles de millones de otros episodios operando de manera simultánea. Unos de otros completamente ignorados, mas interactuables y opuestos y repelentes que se infieren daños sutiles y bestiales, entre ideologías, palabras, endiabladas indirectas y accesos de ira mal canalizados. Las drogas pueden ser historias, voces que cantan o hablan, los mal llamados ensayos, poemas, salidas al parque, nubes del atardecer, las mismas drogas, canciones con diferentes tipos de ritmos y tonos e instrumentos. Es posible prolongar el episodio por tiempo record, lo que constituye para algunos un orgullo, aunque el episodio en sí se encuentre desprovisto en esencia de lo que se llama vida. Existen dentro de este estado impuesto un abanico de posibilidades que no por ser variadas e incluso podría pensarse que infinitas son dignificantes del organismo. La mayoría de los episodios podrían definirse como una mísera agonía matizada con falsas alegrías instigadas por el miedo al penoso final. Lo que la mayoría de los involucrados en esta fría actividad desean es tan sólo un instante valioso, un instante sublime, para poder entregarse a la dama de negro. Los recién ingresados, llamados pequeñuelos, ignoran la angustia que les depara en el horizonte, cuando un día comprendan a penas la mínima parte del problema en el que han sido metidos sin previo consentimiento. Es un episodio activo y con potencial de adquirir conciencia de no saber qué está pasando a cada instante, por ejemplo en esas horas de la tarde cuando la sensación de querer saciar el hambre no puede ser satisfecha de inmediato debido a la fila que se hace en el microondas del edificio donde fue recluido el elemento aparentemente voluntariamente, pero obligatoriamente en el fondo. Y eso es sólo un episodio dentro del episodio. |