Cambia mi percepción del mundo, del tiempo, de los que me rodean.
Someto mi razón a otros juicios y pensares.
Se aparecen reflejadas en mi cuerpo emociones nuevas-y por lo mismo diferentes-, un tanto raras, pero igualmente conmovedoras y placenteras.
Dejo, sin lugar a dudas, que nuevos seres se tomen un pedazo de mi alma, que se incorporen otras fichas a este rompecabezas de vida.

Que he aprendido lo bello que es sentir y querer en desmedida.
La alegría del hablar, del compartir, la bondad de las palabras, la humildad de una mirada.
Que yo, como usted, poseo un alma y un mundo.
Que usted, como yo, aunque solo se sienta, esta con unos dos o tres de más que le amenizan o irrumpen la vida.

Usted y yo, sin lugar a dudas, somos un nosotros...
Que me gusta verlo de la manera en la que lo hago, pues percibo el mundo, ese suyo y el mío; lo siento, lo pienso y además de ello lo escribo.

Que le agradezco por las palabras y ahora por sus silencios.
Y que no sé qué es lo que tengo, pero me diagnóstico y todo parece ser, que son mariposas en mi cerebro.

... Ahora, cuénteme, si es que las tiene, en dónde están las suyas?