La muñeca se quedó mirando fijamente a Alba durante unos instantes, luego se fue caminando mas allá hasta que se desvaneció con la oscuridad de la noche.
Alba, fascinada a la vez que asustada se quedó unos segundos parada, y pensando que cómo demonios había una muñeca caminando sola por allí, y preguntándose, si hubiese más de ellas.
Alba volvió al sitio donde estaba antes, se acostó y intentó olvidar aquella horrible escena.
A la mañana siguiente le despertó un llanto desconsolado que provenía del otro lado de la calle.
Alba, esta vez si estaba muy asustada, porque a lo mejor había otra muñeca diabólica esperándola allí fuera.
Alba se asomó a la calle, y no era una muñeca, ¡era una persona! Alba, un poco desconfiada caminó hasta la figura hasta que esta, intentó esconderse.
-¡No, por favor señorita muñeca, no me mate, yo no le he hecho nada!- Decía aquella niña mientras se escondía tras un pequeño arbusto.
-Tranquila, no soy una muñeca, soy una persona.-Le dijo paulatinamente Alba.
La niña se fue dejando ver poco a poco mientras temblaba sin parar.
- ¿No eres una muñeca?
-No, soy una niña, vine aquí porque perdí a mis padres. Venga, sal de ahí, no te voy a hacer daño.
La niña esta vez mas confiada se sentó con Alba y le dijo:
- ¡Me alegro tanto de que haya otra persona aquí!
- Si, yo también.- Dijo Alba.
-¿Cómo te llamas?.
-Alba, ¿y tú?.
-Celia; oye Alba, quiero salir de esta ciudad, si mi pequeña amiga sale con vida, te llevaremos a un lugar seguro.-Dijo Celia con una sonrisa siniestra.
Alba se empezaba a sentir un poco incómoda.
-Celia, ¿como que pequeña amiga?- Preguntó Alba con desconfianza.
- Oh, solo es, bueno, ya lo verás. Celia se reía a carcajadas sin ninguna razón, aveces se volvía loca, decía cosas sin razón y Alba estaba pensando que quizás que estaba mal de la cabeza.

TRES DÍAS DESPUÉS...
Alba dormía plácidamente y una mano en el cuello la despertó, Alba se despertó y vio a Celia convertida en una muñeca, y otra muñeca a su lado, pero más pequeña.
Alba muy asustada no decía nada.
-Hola Alba, buenos días, ¿te acuerdas cuando te dije mi pequeña amiga? te presento Cuchillita.
-¿Por que me haces esto? Éramos amigas.
-Bueno, a lo mejor no puedes ser mi amiga, pero, de ellas sí.
Desde el suelo de donde había tantas muñecas rotas y descuartizadas, revivieron todas y atacaron a Alba. Alba murió, ahora su fantasma está en la puerta de la ciudad llorando desconsoladamente y cantando:
Bienvenido seas, a la ciudad de las muñecas, pasa, pasa, te divertirás, entra en el parque y la tres te matarás.