Su andar es cansino, sus polleras amplias, su bracito doblado como por una escoliosis o deformidad.
Los colores de la pollera llaman poderosamente la atencion de cualquiera. Tiene los bolsillos internos cosidos y vende por la calle curitas, peines, sahumerios.
Me ha contado que duerme en el garage y ha sido desterrada de la casa principal. ¿Motivo? No lo sé.
Peo de cualquier forma me pregunto, que alma ruin haría algo semejante...
Magdalena
Magdalena , usa ojotas de goma sucias ajadas, por donde se le sales los dedos deformes, uno para cada punto cardinal. Sus pies están cansados de tanto andar, y mas por la mañana cuando se despierta de ese colchón maloliente y raído.
Ha decidido no salir mas a vender baratijas por la calle, es que la insultan la menosprecian, no la toleran.
Es bizca, pequeña, pero sinuosa y con sus polleras multicolores alegra la vereda mientras pasa.
Pide descuentos en todos lados, y uno al mirarla se lo otorga, es que mas bajo no se puede caer en el escalafón humano.
Ya hace dos días que no sale a trabajar. Su madre le da en la vasija su comida, en el garage. Magdalena come y luego deja la vasija afuera.
Su padrastro ha elogiado su cuerpito frágil. Ha dicho que sus pechos están firmes y sus caderas se mueven con delicadeza. Se le ha insinuado varias veces. ¿Como? Poniéndole una mano en el pecho y arreándola, estremeciéndola de dolor.
Esta noche se ha acostado. Alguien se desliza por la puerta, se mete en el colchón, le aparta las piernas bruscamente, la penetra sin compasión alguna. Su aliento putrefacto la invade.
Por la mañana sigue durmiendo. Alguien ha dejado unos billetes debajo de su almohada.
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