Te siento como el estremecimiento de mil centellas,
que luchan por las tardes, tratando de alcanzar
ese sol limítrofe, antes que canten las estrellas
en el infinito océano sin ancorar.
Todo quedó escrito en esas melancólicas páginas
que las sábanas entremezclaron.
Nuestro sudor de llanto y lágrimas
que amor y locura otrora juraron.
Tus cabellos alrededor de mi vientre
buscando mi sexo entre beso y diente.
Yo deseando con lujuria que encuentres
la savia que se nutre de tu amor ardiente.
Tú que conduces el enjambre
miel de mi única existencia.
Si sabes que de ti tengo hambre:
¿por qué retornas con tanta impaciencia?
Texto agregado el 23-02-2013, y leído por 96
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Lectores Opinan
23-02-2013
Un poema lleno de amor.
Me gusta demasiado*****
Victoria 6236013
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