Va andando por el cielo rojo del vientre de un animal. Rojo porque no respira. Rojo como tus labios. Como el rojo de la cola tornasolada del quetzal. Rojo de timidez. Rojo como la herida de tu sexo. Como cuando arde el mar. Como cuando Vincent Van Gogh, llora. Él comprende cosas desde la oscuridad y piensa que Vincent Van Gogh, debería llorar todos los días, porque de un rojo así le gustaría la vida.
Juan Yanes
Texto agregado el 23-02-2013, y leído por 128
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