En este mundo existe una luna
triste y sola blanca y ausente
que parece escuchar mis plegarias,
mientras mece al mar con movimientos suaves.

El dolor se esconde a veces entre el corazón
lacerando la razón, lastimando el alma
que queda colgada oscilando entre
el brillo de mi soledad , entre todas mis cosas,

entre moléculas de frio que bajan
rápido enredadas con burbujas de agua que hierve,
ansiosa de llegar al cielo… y me voy,
y sonrío cuando los niños se carcajean.

No sé exactamente si son los sueños o solo
esa percepción extraña que me da la comprensión
de esa ausencia permanente, ausente de toda lógica
empeñada en apartarme de esta verdad relativa.

Todas las palabras parecen irse como flotando
enmarañándose con las ramas de esos sauces viejos.
Igual se va el atardecer, como las personas en primavera.
Y se cambian los momentos, menos la nostalgia…